“Son muchos los riesgos”, agregó, sin explicar más detalladamente su posición.

Su llamado, sin embargo, puso sobre el tapate un debate que se ha presentado en casi todo el mundo. Pero la verdad es que no hay unanimidad frente a no dar los celulares. De hecho, cada vez se entregan a menor edad.

En Estados Unidos, por ejemplo, una investigación publicada en julio de 2016, y reseñada por ‘The New York Times’, aseguraba que los niños estaban teniendo acceso a celulares cada vez más a una menor edad.

Para esa fecha la edad promedio era de 10 años, comparada con los 12 del 2012. Pero agregaba que incluso algunos lo obtenían a una edad tan temprana como los 7 años.

El periódico estadounidense se dedicó a preguntar a expertos cuál era la edad correcta para dar teléfonos inteligentes a los niños y llegó a la conclusión que, dice, no le iba a gustar a los fabricantes: entre más espere para darles un teléfono celular a los niños, mejor.

Algunos expertos dijeron que 12 años era la edad ideal, mientras otros dijeron que 14. Todos estuvieron de acuerdo en que entre más tarde mejor porque los teléfonos inteligentes podían ser distracciones adictivas que (valga la redundancia) distraían del trabajo escolar mientras exponían a los niños a temas como el matoneo, los depredadores sexuales y el ‘sexting’”,

dice The New York Times.

Jesse Weinberger, autora de un libro sobre el tema llamado ‘The Boogeyman Exists: And He’s in Your Child’s Back Pocket’ (‘El ‘coco’ existe: y está en el bolsillo trasero de su niño’), citada por el periódico, dice que el ‘sexting’ empieza en el quinto año de primaria, el consumo de pornografía a los 8 años, y la adicción a la pornografía a los 11. Esos datos están basados en una encuesta entre 70.000 niños.

Otro estudio entre 1.240 padres y niños, realizado por una organización llamada Common Sense Media, encontró que el 50 % de los menores reconocían que eran adictos al celular.

Además de los obvios beneficios de los celulares, como acceso a aplicaciones educativas, de estudio y la información de la web, otra investigación publicada la última semana encontró que el consumo de drogas estaba disminuyendo entre los jóvenes y una de las hipótesis que explican este fenómeno es el uso de celulares. O sea que, la adicción al celular puede apartar otras adicciones más dañinas. Punto a favor de los celulares.

Otra investigación de la Rama Médica de la Universidad de Texas (University of Texas Medical Branch) de octubre de 2014, también reseñada por ‘The New York Times’, trató de desmitificar la afirmación de que el ‘sexting’ es necesariamente un indicador de comportamiento sexual arriesgado, como “tener múltiples compañeros sexuales, usar drogas o alcohol antes de los encuentros sexuales o fallar en usar protección contra los embarazos indeseados”.

En lugar de ello, los investigadores… sugieren que el ‘sexting’ (que definen estrechamente como enviar imágenes desnudas de uno) es una parte tanto normal como común del desarrollo sexual de los adolescentes”.

“Yo te muestro lo mío, tú me muestras los tuyo ha estado por ahí desde hace mucho tiempo. Es el medio el que lo está haciendo diferente y aterrador. El acto de compartir fotos no es nada anormal. Es parte de cómo desarrollamos la sexualidad”, dice Jeff Temple, uno de los autores del estudio, citado por el periódico.

Lo que sí encontró la investigación es que quienes practicaban el ‘sexting’ tenían mayor probabilidad de iniciar su vida sexual más temprano.

Los autores sugerían utilizar el ‘sexting’ como una oportunidad para hablar de sexo con los adolescentes antes de que lo tuvieran.

Los riesgos del ‘sexting’ vienen por otra vía: que se roben las imágenes o que el destinatario no sea confiable y las divulgue. Otros casos, que el destinatario las publique como venganza por algo, por ejemplo no haber tenido sexo con el remitente. También hay que reconocer que los depredadores sexuales existen y son un riego real.

Pero para los investigadores, esa es otra discusión. “Tenemos que hacer un mejor trabajo educativo con los chicos, una vez que está enviado, ya no se tiene control”, agregó Temple.

Entonces, frente al dilema de si dar o no celulares a los menores, y a qué edad, la pregunta obvia es ¿qué hacer?

Cualquiera sea la edad que usted decida entregar un celular a un menor, Weinberger sugiere “firmar con él” un contrato con reglas. Es obvio que la comprensión de los términos del acuerdo supone que el menor tiene una edad mínima. La sola discusión del contrato es una oportunidad para discutir los riesgos con los menores. Si no entiende algún término del contrato, explíqueselo.

No dar un celular es casi una batalla perdida. No se le ocurra darle una flecha (un teléfono no inteligente), lo único que logrará es que sus amigos lo matoneen.

Negocie las consecuencias con sus hijos

En caso de que haya accedido a entregar un celular, tenga en cuenta el modelo de contrato sugerido por Weinberger:

Utilice este modelo de contrato familiar como punto de partida. Vuelva a escribir los puntos en su propio lenguaje y para que se adecúe a la edad (del menor). En la parte inferior agregue la consecuencia o castigo por el incumplimiento del contrato: 2 semanas de bloqueo completo del dispositivo es un buen punto de partida. La disciplina es más fácil más tarde si todos ya saben las consecuencias por anticipado.

Cada niño debe obtener su propia versión del contrato, y luego debe ser firmado por él y ambos padres.

  • Mi seguridad personal en línea es mi primera prioridad.
  • Entiendo que mi seguridad es también la primera prioridad de mis padres y que a veces ellos pueden necesitar limitar: el tiempo que paso en línea, los sitios en línea que visito, y con quién me comunico.
  • Entiendo que mis padres pueden optar por quitarme mis aparatos (celular, tableta, PC…) cuando sientan que es apropiado.
  • Entiendo que este contrato se aplica a todos los dispositivos electrónicos, incluyendo computadores, tabletas, teléfonos inteligentes, consolas de juego, juegos de PC, juegos portátiles y cualquier otro dispositivo al que pueda tener acceso, incluso aquellos que no me pertenecen.
  • Entiendo que estas reglas se aplican a mí incluso cuando estoy usando el dispositivo de otra persona o estoy en la casa de otra persona.
  • Entiendo que mamá y papá van a poner límites a la frecuencia con la que puedo usar mis dispositivos y que habrá un tiempo en la noche cuando todos los dispositivos están encendidos y otros cuando estén apagados. Entiendo que esta regla se aplicará a todos mis amigos durante una fiesta de pijamas.
  • Sé que hay personas en línea que usan cuentas falsas para lastimar a los niños. Por esto es que uno no puede estar 100% seguro de quién es quién en línea.
  • Entiendo que una vez que publique algo es imposible recuperarlo.
  • Entiendo que Snapchat no puede eliminar mis ‘snaps’ o comunicaciones.
  • Siempre usaré un nombre de usuario o identificador apropiado que no contenga autoidentificación o contenido sexualizado.
  • No promoveré de forma cruzada mis nombres de usuario en mis biografías de mis redes sociales.
  • Entregaré a mis padres una lista con los nombres de usuario y pasaportes actualizados, del computador, de la red social, incluso el que desbloquea la pantalla de los dispositivos. Si cambio un nombre de usuario y pasaporte sin actualizar la lista, entiendo que recibiré las consecuencias estándar (el castigo) que aparecen en la parte inferior de este contrato.
  • Nunca compartiré mi información de acceso (usuario y pasaporte) con ninguno de mis amigos cualquiera diferente a mis padres porque entiendo que entiendo que alguien podría ser un amigo hoy, pero no mañana.
  • Nunca publicaré ninguna información personal en mi perfil social, incluyendo número telefónico, ciudad, nombre de colegio, edad, fecha de nacimiento, etc.
  • Voy a tratar a los demás de la manera que quiero ser tratado porque entiendo que es lo correcto. También entiendo que el cibermatoneo puede ser considerado un crimen.
  • No compartiré demasiada información en línea porque entiendo que los cibermatoneadores y los extraños pueden usarlo en mi contra.
  • Nunca voy a ser amigo, seguir o conectarme con alguien que mis padres no han conocido en la vida real porque entiendo que esto puede ser un riesgo para la seguridad.
  • Preguntaré a mis padres antes de instalar cualquier nueva aplicación o plataforma de redes sociales. Si deciden no permitirlo, lo entenderé. Y si tengo dificultades para entenderlo, sé que el castigo previsto puede utilizarse para ayudarme a hacerlo.
  • Le diré a mis padres si recibo fotos, videos, enlaces, textos o correos electrónicos que me asusten o me hagan sentir incómodo. Entiendo que nunca se supone que los adultos compartan este contenido conmigo.
  • Nunca tomaré una foto desnudo o sexualmente sugestiva de mí mismo porque entiendo que esto es un crimen. Además, nunca tomaré una foto desnudo o sexualmente sugestiva de nadie más por la misma razón.
  • Nunca jamás intentaré conocer a alguien en la vida real que solo conozco en línea porque este es un riesgo de seguridad enorme. Entiendo que hay personas en el mundo que quieren hacer daño a los niños.
  • Sé que siempre puedo hablar con mis padres si necesito a alguien con quien hablar, y que incluso si no entienden completamente, sé que me aman, y eso es más importante que cualquier cosa.

El castigo por incumplir este contrato será:

Firma padres:

Firma hijos:

Fecha de firma.

 

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