Es normal ver cómo algunos niños temen asistir a las citas con el pediatra; cuando se sientan en la camilla y ven a esa persona desconocida ante ellos, se ponen bastante incómodos y quieren salir de ese lugar. Pero este bebé demostró que estar calmado da mucho mejor resultado.

La escena empieza con el pequeño sentado en la camilla. Tiene puesto pañal y medias. Un hombre, posiblemente su padre, lo acompaña y le consiente la espalda mientras la doctora se dispone a hacer el chequeo de rutina.

Cuando la mujer pone el estetoscopio en el pecho del bebé, él se inclina suavemente hasta quedar con la cabeza apoyada en el brazo de ella. Ante esta linda reacción, la doctora le consiente la cara mientras el pequeño la mira encantado.

 

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