El felino, con actitud seria, se ubicó en la canasta de Jesús, en un pesebre grande ubicado frente a una acera. Se desconoce si quitó la figura sagrada de allí, o si se situó sobre ella.

La fotógrafa Brooke Goldman regresaba caminando a su casa cuando vio al animal en medio de María y José, dijo a The Dodo.

La mujer estaba desganada, y solo quería llegar rápido a la vivienda a dormir. Hacía poco, por cortesía, había salido repentinamente de su hogar para acompañar a su novio a coger el tren que lo llevaría a su destino de viaje.

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“Estaba tratando de llegar a casa lo más pronto posible para dormirme de nuevo, y no estaba lista para el día, en absoluto“, aseguró la mujer.

La presencia del gato en el pesebre no solo le subió el ánimo, sino que le causó mucha gracia, manifestó la fotógrafa:

“¡Me estaba muriendo de la risa!… Definitivamente, él me trajo alegría cuando caminaba a casa. Me levantó el ánimo, indudablemente”.

 

“Reírse tan duro y tan temprano en la mañana hace mucho más positivo el resto del día”.

Goldman no perdió la oportunidad de tomarle varias fotos al felino. Para verlas, visite el artículo de The Dodo.

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