El artículo que fue publicado por el Journal of Forensic Sciences cuenta que simularon “la crucifixión con cruces de distintas formas, de diversos tipos de madera y con diferentes posiciones del cuerpo: brazos horizontales, verticales, sobre la cabeza” y las marcas no coinciden con las que se encuentran en el Manto, informa El Mundo.

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Garlaschelli prestó su cuerpo para hacer las pruebas con sangre real y artificial para después usar la misma metodología aplicada para las escenas de crímenes, indica el medio.

Borrini y Galarchelli expresan que la sangre que está debajo de la cintura no concuerda con la posición, ni la de los riñones y afirman que “parecen creadas en forma artificial, con un dedo o un pincel”, cuenta el portal informativo.