En Francia es una práctica condenada y perseguida. En Colombia y casi todo el resto mundo las entidades gubernamentales no tienen ni idea del fenómeno, menos cómo combatirlo.

Y no es que el aparato deje de funcionar súbitamente, sino que requiera una reparación simple, que por su costo lo haga llegar a la conclusión de que es preferible gastar esa plata en uno nuevo.

Retina, publicación del periódico ‘El País’ de España cuenta el caso de uno de los activistas contra esta práctica de los fabricantes, a quien se le dañó el botón de encendido de su iPhone en diciembre del 2012, pero Apple se negó a repararlo a pesar de que estaba en garantía.

El pinche botón valía 3 dólares, pero el costo de la reparación ascendía a 160 dólares.

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“La diferencia de precio… probablemente estaba relacionada con el hecho de que durante la reparación se tenían que cambiar otras partes (que estaban buenas): el móvil no estaba diseñado para ser reparado”, pensó Alejandro Santacreu, citado por Retina.

¿Qué significa no estar diseñado para ser reparado? En buen cristiano, que cambiar una parte simple dañada significa cambiar otros componentes buenos, porque el celular no tiene diseño modular que permita cambiar eso, precisamente: módulos.

Pero la sospecha es que eso no sea un tema de mal diseño de producto, sino simplemente una estrategia para hacer que el usuario lo deseche y lo cambie por otro.

“Le pongo un ejemplo. ¿Cuántos móviles tiramos por no poder cambiar la batería?”, dijo a Retina el eurodiputado Marco Zullo.

En términos automovilísticos es como si usted tuviera que cambiar el motor completo de un carro porque el botón de encendido no es un componente separado.

Más allá de los llamados de los gobiernos para hacer dispositivos duraderos, como hizo la Unión Europea, la solución está en crear celulares con diseños modulares.

Santacreu tiene un proyecto orientado a crear un celular completamente modular, el PuzzlePhone.

Otro es el Fairphone, que ha comercializado un celular completamente modular, del que ha vendido 750.000 unidades.

Retina dice que encuestas muestran que la gente está dispuesta a pagar más por dispositivos más duraderos, y que solo un 2 % de los consumidores cambiaba su celular ante la llegada de un nuevo modelo, “mientras que el 54 % decía que estaba dispuesto a cambiarlo “solo cuando se rompa o se convierta en completamente obsoleto”, es decir, aproximadamente cada dos años”.

La mayoría de los fabricantes guarda un discreto silencio. ¿Será que es muy difícil cambiar el sistema de producción?

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