En medio del terremoto que causó la mentira que trinó Álvaro Uribe Vélez al llamar ‘violador de niños’ a Daniel Samper Ospina, lo que más preocupa es el amor ciego que siente la mayoría de los uribistas por su líder máximo.

A pesar de que todos saben que las declaraciones del expresidente son 100% irreales, ellos siguen apoyando y creyendo en lo que sea que les diga el actual senador del Centro Democrático.

Preocupa la forma como los fieles amantes de Uribe reciben sus declaraciones, sin importar si son o no ciertas. No tienen filtro y ninguna prueba es capaz de hacerlos ver lo contrario. Todo lo que vaya en contra de su amado ex presidente está lleno de mentiras y viene de la mano de una teoría de conspiración que solo ellos conocen.

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Los uribistas, sin importar si son ciudadanos del común o políticos que le deben su carrera a este señor, van como borregos detrás de uno de los personajes más peligrosos de Colombia. Ese amor y apoyo incondicional es lo que hace que estos personajes sean más peligrosos que ‘El Innombrable’, como lo llaman Martín de Francisco y Santiago Moure.

Al mejor estilo de Donald Trump y sus seguidores, Uribe se ha dedicado a escupir mentiras y exageraciones para llenar de violencia y miedo la cabeza de sus fieles creyentes. Insisto, no les importa si es o no verdad, si viene de parte del expresidente es suficiente para ser una verdad absoluta.

El poder absoluto de Uribe se magnifica gracias a las voces de sus millones de seguidores que amplifican lo que él dice, sea o no verdad.

Y lo que está pasando ahora, aunque es realmente grave, es lo de menos. Así como ocurrió con el plebiscito, el poder de Uribe y la inocencia de los que creyeron ciegamente en las mentiras que les estaban vendiendo, son un arma muy potente para las elecciones presidenciales de 2018.

Los uribistas, gracias a su inmenso número y obediencia absoluta, son el aliado perfecto para un señor que quiere volver al poder de cualquier forma.

La mezcla de noticias falsas, la malévola mente de Uribe y la entrega absoluta de sus fieles seguidores, es un coctel peligrosísimo para Colombia y las elecciones que se nos vienen.

Solo nos queda rezar para que los uribistas despierten, abran los ojos y se den cuenta de que el señor que tanto aman es mucho peor de lo que dicen sus enemigos.

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