Desde hace dos años Nacional le quitó a Millonarios el título no oficial de ser el equipo más ganador de Colombia, pero también de paso le arrebató el de ser el club que más genera repulsión en los hinchas ajenos.

Las razones de esa aversión por el cuadro antioqueño son básicamente las mismas que vivieron los azules en los primeros treinta años del fútbol profesional colombiano: supuestos beneficios de arbitraje y compra (por no decir usurpación) de los mejores jugadores de los demás equipos.

Ese fenómeno no es algo exclusivo de Colombia, ni de esta época. Siempre le ha pasado a los equipos denominados grandes de cada país, desde el Real Madrid o Barcelona en España, hasta el Saprissa de Costa Rica.

El artículo continúa abajo

La verdad es que los errores de los jueces son con todos los equipos, pero cuando sucede a favor de un ‘grande’ se magnifica más. En el caso de Nacional, pareciera que esos yerros en su beneficio fueran más, pero igual no hay pruebas de que los árbitros lo hagan intencionalmente, así que inocentes todos hasta que se demuestre lo contrario.

Con respecto a que compran a los mejores jugadores del mercado, es algo cierto; es el resultado de la amplia chequera de Nacional, es decir, de los Ardila Lülle, pero eso va de la mano de una buena administración y ante todo, el respeto a los procesos.

La primera década del 2000 fue exitosa para Nacional, pero la segunda ha sido sublime porque los técnicos que han pasado por el equipo (‘Sachi’ Escobar, Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda) han podido armar sus equipos a su parecer, conformar buenas nóminas, potenciar juveniles, y desarrollar su idea de juego.

Todo esto ha tenido como resultado, además de trofeos nacionales e internacionales, que el equipo posea algo muy difícil de adquirir: jerarquía. Gracias a esa condición, aunque el onceno juegue mal, sus jugadores tienen una mentalidad ganadora y logran los resultados. Haciendo gala de ese concepto, que parece tan abstracto, fue que Nacional le ganó la final a Cali, pese a que perdieron 2-0 en la ida y venían con una curva de rendimiento descendente.

Tal vez solo Santa Fe haya tenido un camino parecido al de Nacional. Los resultados demuestran que en los últimos años los cardenales también han respetado el proceso, a diferencia de los denominados equipos grandes.

Algunos ejemplos: Millonarios quedó campeón luego de 26 años y a la campaña siguiente echó al técnico Hernán Torres por supuestos malos resultados. De eso ya pasaron cinco años y el equipo de la capital sigue dando tumbos sin conocer un título.

América duró en el infierno de la B por cinco temporadas. Fue un tiempo donde los accionistas por miedo a perder dinero, no le apostaban a buenas contrataciones y los técnicos poco y nada podían armar un buen equipo. El purgatorio llegó a su fin, cuando por fin llegó un presidente hincha que pensó más en el club, que en su beneficio individual.

El Cali, vigente subcampeón de Colombia, tiene la mejor cantera de este país. De sus inferiores saca tantos jugadores, como en el Valle se saca caña de los ingenios. Sin embargo, los aficionados no pueden disfrutar mucho de sus juveniles, pues cuando apenas han jugado uno o dos torneos, ya son vendidos. Con los jugadores que han vendido, seguro tienen más dinero, pero no tantos títulos como quisieran.

La solución para todo está ahí a la mano: seguir el ejemplo de Nacional y respetar los procesos. El resultado no solo será mejor para cada club, sino para el fútbol colombiano en general. Así la liga tendrá un mejor nivel y no se hablará más de una hegemonía verdolaga.

LO ÚLTIMO