Así que hoy nos vamos con una novela juvenil de su autoría. Una novela corta, fácil de leer – no vayan a confundir estas dos cosas con ausencia de calidad – que te devuelve a la esencia del amor: el amor erótico, el amor por los hijos, el amor por la vida, el amor por uno mismo.

El nombre de la novela: “El chico que dibujaba constelaciones” (Planeta, 2022), de la española Alice Kellen (Valencia, 1989), una autora que se ha dedicado a escribir literatura juvenil, de esa que deja las mejores sensaciones…El nombre que utiliza literariamente, no es su nombre real. Nos dice: “Uso un seudónimo para separar mi vida personal de la profesional como escritora, de ahí que no quiera desvelar ese dato”.

Alice es autora de las novelas: Sigue lloviendoEl día que dejó de nevar en Alaska33 razones para volver a verte23 otoños antes de ti13 locuras que regalarteLlévame a cualquier lugarTal vez tú; Sigue lloviendo; Otra vez tú; la bilogía Deja que ocurra: Todo lo que nunca fuimos y Todo lo que somos juntosNosotros en la lunaLas alas de Sophie y Tu y yo, invencibles, entre otros. Es todo un ícono en la literatura juvenil hispanohablante, y su labor de hacer que los jóvenes lean, no basura rosa sino ficción romántica documentada – no solo en época sino en sicología, en actualidad, entre otros- es admirable. Porque necesitamos que los jóvenes de hoy lean.

Como la misma editorial nos dice, se trata de una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina, una joven humilde, de familia conservadora, que se tropieza un día con Gabriel, un chico estudioso, de familia de clase media, valiente e idealista. … Juntos deciden amarse “para siempre”, y escogen una pared de su residencia en la que el chico dibujará constelaciones para ella, cada una de ellas simbolizando un momento significativo de su vida juntos.

Y si bien este resumen suena a novela rosa, lo cierto es que no es una novela latosa, dulzona, sino una novela realista, que da cuenta desde una época en que las mujeres apenas comenzaban a visibilizarse en ámbitos distintos al doméstico, a tener voz, a opinar, hasta nuestra época, todo ello visto a través de una relación sencilla – para nada aburrida – dentro de una profundidad contextual que sorprende por su detalle.

Contada en primera persona, es una historia que enamora, amenizada con música de cada época por la que pasa la pareja, un deleite musical, si se quiere. Con una trama sencilla – como la relación que relata – en donde se cuenta toda la cronología de ese amor – de principio a fin – logra que el lector conecte, no solo con los personajes, sino con las circunstancias. Y con la música, porque es un deleite musical. La introducción estratégica de este elemento por parte de la autora, le pone un toque muy particular a la novela porque la música siempre evoca memorias.

La llegada de Sofía y Pablo – los hijos – a la trama, trae frescor al relato y nos va deslizando a un cambio en la condición del amor y hacia la contemporaneidad. Sofía y Pablo podríamos ser cualquiera de nosotros. Gabriel y Valentina también.

Si bien la novela es predecible, no por ello el final – el cómo y el cuándo – deja de sorprendernos, y despertarnos las más conmovedoras emociones.

Es una nouvelle juvenil entrañable, que recomiendo leer.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.