Partamos de tres puntos.

Primero, Venezuela vive una crisis institucional en la que han muerto decenas de personas y donde un régimen ha violado la independencia de poderes.

Paul Gillman es un defensor férreo de ese régimen, incluso con la situación actual. Gillman, además, ha sido crítico de los músicos opositores al chavismo. Su admiración por Hugo Chávez raya en al fanatismo religioso.

Por último, Gillman también es toda una leyenda del rock en Venezuela. Tiene seguidores en toda América Latina, incluido este país, Colombia, y fue muy cercano a otra leyenda del rock, Elkin Ramírez. Por eso, cuando anunciaron que iba a estar en Rock al Parque muchos celebraron.

Gillman, por su parte, hizo una encuesta virtual para pedirles a sus seguidores que eligieran las canciones que él tocaría en el festival.

Pero la presentación fue cancelada. O ‘aplazada’, que es el eufemismo que usó el Instituto Distrital de la Artes (Idartes) para informar la noticia.

En efecto, muchas personas criticaron la presencia de Gillman en Rock al Parque, entre ellas venezolanos residentes en Colombia. Uno de los mayores críticos de esa presentación fue Julio Correal, empresario de conciertos que suele sacar pecho por haber sido uno de los fundadores del festival.

Juliana Restrepo, director de Idartes, dijo en La W Radio que la principal razón para “aplazar” el concierto de Gillman en Rock al Parque fue para evitar problemas de orden público, debido a que la presentación iba a ser el sábado, día dedicado al metal.

Restrepo afirmó que esa decisión se tomó después de leer varios comentarios en redes sociales y recibir, según ella, llamadas de personas y “entes” que les advertían que podría haber problemas con la presentación.

La funcionaria, sin embargo, no explicó quiénes fueron las personas y los entes que hicieron las llamadas.

La justificación de Restrepo es absurda porque asume, tal vez sin querer queriendo, que el público metalero es violento. O que los antichavistas van a ir pelear con los chavistas.

Además, si el problema son los posibles problemas de orden público, ¿por qué no hace un análisis similar con las presentaciones de 2 Minutos y Los Caligaris, bandas confirmadas para este Rock al Parque?

Se trata de dos agrupaciones argentinas muy escuchadas por integrantes de las barras bravas de Bogotá. En ese sentido, seguramente, cientos de barristas irán al festival a ver las presentaciones. ¿No hay también un riesgo ahí?

Sin embargo, en ninguno de los dos casos (el de Gillman y el de Los Caligaris y 2 Minutos) se puede asumir, de entrada, que habrá problemas de orden público.

Pero lo que hace más absurdo que hayan sacado a Gillman de Rock al Parque es el mensaje que envía.

Correal, el que más ha movido el tema en redes sociales, dice que su causa es para protestar contra la dictadura de Venezuela. El empresario de conciertos incluso llegó a molestar al programador artístico del festival.

Entonces, tanto el esfuerzo de Correal como la decisión de Idartes plantean una importante pregunta: ¿Retirar a un músico de un evento por sus ideas políticas no es acaso obrar como lo hace el régimen que se pretende denunciar?

Nota: Correal dijo en RCN Radio que, gracias a él, Idartes se dio de cuenta de la filiación política de Gillman: “Yo sí serví para desenmascarar al señor”. ¿En serio, Julio? El chavismo de Gillman no es un secreto para cualquier persona que sepa algo de rock latinoamericano. Correal no está revelando el escándalo de Watergate, pues. Una simple búsqueda en Google sirve para saber quién es Paul Gillman

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