Así lo demuestra el triunfo del candidato presidencial de la llamada izquierda, Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones federales realizadas el pasado primero de julio en la república de México, apoyado por una coalición de partidos que en su mayoría hacen parte de la internacional comunista del foro de Sao Paulo.

El nuevo presidente mexicano cuyo partido es el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que es miembro del foro de Sao Paulo, también fue avalado por agrupaciones conservadoras como Encuentro Social, lo cual no da para el optimismo, ya que han habido experiencias en Latinoamérica en donde candidatos marxistas se hacen acompañar para buscar su elección de partidos demócratas liberales, como ocurrió con Salvador Allende en Chile en 1970 en la Unidad Popular y también Hugo Chávez hace 20 años con el Polo Patriótico, pero a la final los que ponen las condiciones para gobernar son los dirigentes del comunismo totalitario o marxismo leninismo.

El amplio triunfo de AMLO, se presentó porque usó la bandera de la lucha en contra de la corrupción, situación que hay promover sin pausa ni desmayo en Latinoamérica, pero sin olvidar que las campeonas mundiales en corrupción son las dictaduras comunistas y tenemos ejemplos al canto en la región, casos concretos en Venezuela, Cuba y Nicaragua, pues en la lógica ¿quién puede controlar y sancionar la corrupción en una dictadura comunista, cuando la nomenclatura es la madre de esa práctica? Sin pasar por alto que la corrupción es parte del ideario marxista, ya que es otra forma de lucha en el poder o cuando se busca conquistarlo.

También  la victoria del candidato izquierdista en México  fue producto de la violencia del narcotráfico, que ha dejado un saldo pavoroso de victimas en los últimos años y que no ha tenido una respuesta eficaz de parte del gobierno, por lo que la desesperación de los mexicanos ante semejante catástrofe jugó a favor del  candidato de Morena, sabiendo claramente que el miedo se utiliza electoralmente.

Indiscutiblemente la política antimigratoria del presidente Donald Trump, tuvo profunda incidencia en electorado Azteca, favoreciendo a López Obrador, porque la construcción del  muro en la frontera entre EE. UU. y México, ofende en gran manera a la población mexicana, además la separación  de los niños hijos de migrantes en la frontera, fue una situación que  aprovechó la campaña del candidato ganador, siendo innegable que la xenofobia  del norte se convierte en talanquera para el fortalecimiento de las democracias liberales latinoamericanas.

No hay que ignorar que nuestras naciones por la falta de identidad, especialmente ideológica, son presa fácil del comunismo totalitario que con un discurso miserabilista y fatalista engaña a los pueblos, subrayando que al marxismo leninismo con todos sus remoquetes y marcas no le interesa el progreso social y humano del pueblo, ya que lo que le importa es el poder a perpetuidad para envilecer a las masas y conducirlas a una esclavitud política para siempre, y ojalá este no sea el caso de México con el nuevo gobierno.

Las dictaduras comunistas de Venezuela, Cuba y Nicaragua van a recibir un nuevo aire con el próximo gobierno de México, contando para ello con el foro de Sao Paulo que respalda sin ningún empache a esas tiranías, resaltando que el partido de AMLO no es por azar que se encuentra afiliado a esa logia marxista leninista, fundada en 1990 por el sátrapa de Fidel Castro y Luis Ignacio Lula Da Silva, entonces la democracia liberal en Latinoamérica deberá seguir dando sin descanso la lucha ideológica en contra del comunismo totalitario, que cabalgando sobre la demagogia y la mentira continua engañando a la ciudadanía.

Porfirio Díaz (1830-1915) quien ejerció la presidencia de México en 7 ocasiones, afirmó: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, resaltando que para el país del norte, con el surgimiento de la China en la economía de mercado hace más de 40 años, los países al sur del rio Grande dejaron de ser vitales para sus intereses económicos especialmente y,  por eso las grandes inversiones de las transnacionales gringas se desplazaron a los países asiáticos comenzando por China, al fracasar el “Plan Básico” diseñado para Latinoamérica en la década de los setenta del siglo pasado, así que la cercanía de México con EE. UU. cuenta únicamente de manera significativa por cuestiones migratorias y de narcotráfico, ya que el gobierno estadounidense busca revisar el tratado de libre comercio con el país Azteca y Canadá.

En los tiempos actuales recogiendo las palabras de Porfirio Díaz, ante la incertidumbre que genera el gobierno de López obrador, sin mencionar a  Estados Unidos,  vale decir: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca del foro de Sao Paulo”.

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