Este tipo de transporte no solo es el más ameno de todos, sino que además combate directamente a la gran cantidad de emisiones de CO2 que los vehículos impulsados por combustibles fósiles emiten.

Un solo viaje ida y vuelta en bicicleta con una distancia total promedio de 16 km, puede ahorrar 1.7 kg de CO2, que es equivalente a lo expulsado a la atmósfera por un vehículo en tan solo 9 km de recorrido, es decir, la bici sirve como filtro de aire para los demás.

Si usted, que va por la acera, ve a un grupo de ciclistas con su ya característico atuendo citadino, recuerde que gracias a ellos el aire que respira es un poco menos dañino, así que, en lugar de verlos de manera despectiva, mejor anímelos a replicar su manera sustentable de querer a la ciudad.

Actualmente en Bogotá se realizan, según la secretaría distrital de movilidad, 800 mil viajes diarios en bicicleta, por lo que las reducciones a los impactos del CO2, si las aproximamos al ejemplo serían de 680 toneladas de CO2 al día, misma cantidad que, para el ministerio de minas y energía, emiten 170 colombianos durante todo un año.

La cifra expuesta anteriormente es apenas un somero ejemplo de los beneficios que el planeta recibe si las personas ven a la bici como un medio real de locomoción, que adicionalmente mejora la condición física y mental de quien la utiliza, por lo que ayuda también a disminuir las tasas de intervención en enfermedades asociadas al corazón, principal causa de muerte en el mundo según la organización mundial de la salud (OMS).

Es apenas necesario entender que los gobiernos deben encaminar esfuerzos para que los ciudadanos muten a medios de transporte limpios como la bicicleta, ya que la combustión de gasolina y diesel utilizados por los vehículos de transporte, son los mayores emisores de gases de efecto invernadero.

Aunque cada día quien recorre la ciudad montado en una bicicleta se expone a infraestructura en mal estado, inseguridad, poca legislación que lo cobije como actor vial, falta de tolerancia por parte de vehículos, poca cultura ciudadana de los peatones; es claro el papel fundamental que esta simple visión de movilidad tiene para el ambiente y bienestar de las personas, convirtiéndolo en una herramienta sólida para combatir el cambio climático.

Apelar a la sostenibilidad es tarea de todos, no solo desde los medios de transporte que usamos a diario, sino desde la misma concepción de lo que es en verdad sostenible, para así pasar de victimizarnos por los efectos negativos del cambio climático a convertirnos en verdaderos promotores que impulsen con acciones, movimientos ciudadanos que logren salvar al planeta.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.