Hay semanas en las cuales un solo tema basta para reflexionar, pero hay otras –como esta- en las cuales la multiplicidad de eventos ameritan adentrarse en la dinámica del salpicón, dosificando en el jugo de base las frutas, unas ácidas, otras amargas, algunas dulces o intensas y no pocas carnudas y voluptuosas.

Las ácidas. Tras la noticia dolorosísima del atentado en el Centro Andino, los cultivadores de la amargura y la acidez, salieron a exhibir sus limas, sus limones y toronjas, en forma de teorías, versiones o más bien mentiras sobre los autores de tan horripilante acto. La fruta más intensa por su acidez, la metieron en el salpicón los ahora llamados “críticos de la paz”, o sea, los enemigos de la reconciliación nacional, los amantes de la guerra.

No dudaron, sin información, ni basados en investigación alguna, meterle al salpicón sus “teorías” más descabelladas como culpar de una al Gobierno por el atentado y distorsionar la información haciendo ver como culpables a actores armados que negaron de plano su participación en el hecho.

Se atrevieron inclusive a culpar a las Farc. Y de papaya (fruta neutra) al Eln que de inmediato lo negó. Tan falso resulta su señalamiento que el gobierno, a pesar del secuestro de dos periodistas holandeses por el Eln en el Catatumbo que probablemente al leer esto ya hayan sido liberados, que el propio jefe negociador con ese guerrilla, Juan Camilo Restrepo, anunció que se trabaja intensa y rápidamente por la determinación de un cese al fuego bilateral.

La mentira se cae de su peso: si el Gobierno tuviera algún indicio de la participación del Eln, no solo no anunciaría cese bilateral, sino que hubiera roto definitivamente los diálogos. La precandidata Claudia López, buscando pescar por su cada vez más notorio derecho, salió a pedir el fin del diálogo, en ese tono autoritarista tan parecido a sus antes irreconciliables enemigos de la ultraderecha.

Y en la acidez, la fruta más detestable: la toronja verde, o sea, aquellos que se inventaron basados en supuestos y acomodados análisis de inteligencia, que la autora del atentado era la joven francesa que murió, por el mero hecho de trabajar por los sectores populares y haber ido de turismo a La Habana. Una imbecilidad revestida de infinita perversidad.

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Y claro todo el componente de maracuyás indigeribles del Centro Democrático culpando al gobierno, a la izquierda, a los molinos de viento con los cuales quieren sumergir a los colombianos en el hechizo uribista de la guerra, en el embeleco del castrochavismo.

En el salpicón, puede ser importante saber la autoría del atentado del Andino, pero clave saber a quién le conviene: a los enemigos de la paz que quieren mantener la guerra. Ese tipo de actos terroristas se hacen buscando siempre infames ventajas políticas, preelectorales, sobre la sangre derramada… ¿De actores armados o de actores de extrema derecha ‘desarmados’?

Nos esperan más acideces y amarguras de estos innobles farsantes en el salpicón futuro.

Dentro de las frutas pasas, cabe agregar la ciruelita que la Fiscalía le agregó al batido, al abrirle proceso al exsecretario jurídico de Presidencia, Edmundo del Castillo, y al exjefe de Prensa de Palacio, César Mauricio Velásquez, por concierto para delinquir, por las interceptaciones y seguimientos ilegales a la Corte Suprema en el segundo gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez. Las famosas chuzadas.

Seguro nos van a decir que eso otros dos buenos muchachos son también perseguidos políticos. Pero como en general en ellos las cortadas no son objetivas, pues ahí está la posverdad para desviar lo que sea.

Frutas dulces. Entre ellas el banano se distingue por su dulzura, fruta ingenua y obvia, como la que le agregó a la mezcla Álvaro Uribe al publicar en su cuenta de twitter un pantallazo que decía: “Empresarios preocupados por situación del país, mensaje que recibo”. Se refería, desde luego, al atentado en el Centro Andino de Bogotá, y su tuit hacía parte de la campaña difamatoria, para culpabilizar al gobierno y al proceso de paz.

Curiosamente el screenshot que aparece en el tweet del mensaje que Uribe decía haber recibido, era pura paja. Aparecía con el fondo verde de WhatsApp, lo que quiere decir que el mensaje fue enviado más no recibido como lo quería hacer creer el senador. Se lo inventó, trampeó. Su afán pantallero se le devolvió en la cara, marica.

Esta embarrada monumental de Uribe que fue pillada por todo el mundo, lo consolida como el Gran Mentiroso dentro del salpicón. Uribe luego borró el mensaje, pero nanay cucas, ya se había consolidado como el rey mundial de la posverdad, de la carreta, la manipulación y la falsedad, vendiendo como bueno su populismo guerrerista.

Dentro de las llamadas frutas de hueso, la dosis la suministraron nuevamente los embaucadores del Centro Democrático al pretender hacernos tragar con todo y pepa el durazno podrido de su “interpretación” de la dejación de ramas de las Farc.

O según ellos de la no dejación. Vaya. Ante lo evidente y lo obvio, sustentado por las Naciones Unidas, se atrevieron a poner en duda el desarme y a inventarse complicados retruécanos para justificar sus ansias de hacer explotar el proceso de paz. ¿Alguien puede creer tamaña falacia? Sí. Los deseducados, las víctimas del verbo chimbo…

Pareciera que existiera una especie de nuevo cartel antipaz, como el del Golfo, lleno de bilis, que pretende restablecer lo que ellos vivieron cuando los paras de las autodefensas se reciclaron exponencialmente en bandas criminales. ¿El ladrón juzga por su condición? ¿Nos van a llenar de nuevo de falsos positivos esta vez con supuestas armas no dejadas por la guerrilla?

Son capaces de preparar “pruebas” para que las pase en video un canal de televisión… Y como en todo buen salpicón no podía faltar la patilla, que le da color al sorbete pero que tiene su venenito encaletado. Sandía pues, con la noticia de que la Registraduría aceptó las firmas para la revocatoria de Peñalosa. Pero lo tóxico del asunto, es que parece que aun en el Consejo Nacional Electoral se niegan a cumplir la Constitución y pretenden inventarse (también ellos hacen parte del universo de la pos verdad) una formulita salvadora para el detestado alcalde de Bogotá. Peñalosa y sus compadres van a hacer hasta lo imposible para que se destroce ese derecho popular.

Si bien es cierto que cada cual tiene su versión o su subversión del salpicón, los hay sanos y tóxicos. Preparémonos durante un año de campaña para recibir la volquetada de falacias y frutas descompuestas que nos esperan. No demos tanta papaya a los medios y a los manipuladores de las redes sociales, a los aguacates con sus falsas versiones de inteligencia. No nos comamos el cuento ni el salpicón indigesto, plagado de bacterias…

NOTA: Me uno al colega columnista de El Espectador Jorge Gómez Pinilla quien llama a los mamadores de gallo en los medios a romper el hechizo de Uribe sobre el país a punta de verdades a medias o de carreta. Mostremos con humor el ilusionismo de un centro que es extrema derecha, el ocultismo de un pensamiento decimonónico, el sortilegio de un verbo inmoral, el embeleso de tres huevitos, la superstición de un ego.

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