“El cuento de hadas continúa”, afirmó Roger Federer después de ganar merecidamente su título número 20 de Grand Slam. Lo curioso es que ese cuento lleva poco menos de 20 años, tiempo en el que ‘Su Majestad’ ha demostrado ser inmejorable dentro y fuera de la cancha de tenis. Para mí, ya no hay discusión de si Federer es el mejor de la historia del tenis, la respuesta es obvia. Ahora el debate se debería centrar en si el suizo es el mejor deportista de la historia.

Son pocos los atletas que han logrado el mismo número de hazañas deportivas que esta leyenda del tenis. A los 36 años, el de Basilea ha mantenido su nivel casi durante toda su carrera, lo que ha significado no solo decenas trofeos, sino el deleite de los espectadores al verlo jugar.

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En este tiempo, Federer no ha perdido la ambición de ganar, diferente a varios deportistas que después de obtenerlo todo se dan por satisfechos y no vuelven a jugar con el mismo interés. Djokovic es un ejemplo de esto, quien dijo que ya no disfruta tanto el deporte como antes. Ronaldinho, en el fútbol, es otra muestra. Para evitar que contagiara al grupo, Pep Guardiola en el 2008 decidió alejarlo del Barcelona porque el brasileño no quería entrenar como antes, a pesar de que tenía la calidad intacta.

Otra de las razones por las que Federer ha estado en lo más alto durante tantos años es que no ha sufrido lesiones delicadas, salvo en el 2016 cuando se alejó seis meses de las canchas. Pero esto es no es cuestión del azar. Expertos afirman que ‘Su Majestad’ ha conseguido esto gracias a su forma de jugar. “Su técnica y sus tiros son casi perfectos, y eso hace que tenga pocas lesiones y menos desgaste”, afirmó David Nalbandian en una entrevista publicada en Infobe.  

Hablando de tiros, luego de un par de años en que Federer se fue en blanco en los Grand Slam y solo ganó unos pocos trofeos, el suizo inteligentemente adaptó su juego para correr menos, pero ser más punzante con sus golpes. Así, otra vez brilló.

La casi perfección de Federer también radica en que ha demostrado ser mortal. Tuvo en Nadal su ‘bestia negra’, con quien perdió en varias veces, muchas de ellas en finales. Incluso su historial de juegos con el español sigue a favor del ibérico. No obstante, ha sabido reponerse, le ha ganado las disputas recientes a Nadal, con quien tiene una relación cercana… la rivalidad es solo en la cancha.

También demostró que es humano en una de esas finales perdidas, precisamente frente al español en el Abierto de Australia, pero en la versión del 2009. Federer no pudo evitar las lágrimas cuando tuvo que dar el discurso ante la afición (https://www.youtube.com/watch?v=dCjw0Unm8OY). Para esa época había ganado 13 Grand Slam y veía de cerca el récord de 14 que tenía su ídolo Pete Sampras. Ocho años después en la misma cancha lloró, pero de felicidad por su título 20. El público, conmovido una vez más lo arropó entre aplausos.

Fuera de las canchas el suizo también es un ‘Lord’. Nunca se deja coger mal parqueado y tiene una familia soñada. Su esposa no es una súper modelo como se pudiera pensar, sino una extenista a quien conoció en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Cada vez que gana un torneo y en varias entrevistas, Federer no oculta su amor por Mirka Vavrinec y siempre tiene para ella palabras de agradecimiento.   

Para completar su cuento de hadas pero fuera de las canchas, con su pareja, el suizo tuvo gemelas en el 2009. Para completar la familia y la doble parejita, en el 2014 la cigüeña tocó la puerta otra vez de los Federer, de nuevo con gemelos, pero hombres.

Por todo esto y mucho más es que no es una exageración decir que no se puede ser más perfecto que Roger Federer, en el ámbito deportivo y en la vida misma. Lo mejor es que su leyenda sigue adelante y parece no tener límite, aunque seguro llegará, pero esperemos que no sea pronto.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.

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