nos topamos con el aviso de la referencia. Suponemos que acudieron a tal alerta ante el uso que de ese servicio hacen también algunos caballeros. Pero el aviso acusa una redundancia: el adjetivo exclusivo significa que excluye a quienes no figuren en la oración donde aquel se haya usado. En este caso, el servicio de sanitario excluye a todas aquellas personas que no sean damas. Luego sobra anotar después del vocablo exclusivo que es solo para damas. Otras opciones pudieron ser: «Solamente para damas»; «Sanitario para damas».

 

2.- «Estaba pensándolo». Así le dijo una mujer a un amigo, tras toparse (sí, toparse) con él en un lugar céntrico. Es una expresión de uso común, pero no indica con exactitud lo que se pretende decir, porque, con pronombre enclítico (lo) en el gerundio del verbo pensar, lo que dice es que le estaba proporcionando pienso, que es un alimento para ganado. En las expresiones «María les da pienso a las vacas» y «El capataz de la hacienda está pensando a los bueyes», observamos el uso de ese vocablo. En cambio, es distinto decir: «Estaba pensando en usted»; «Hace unos minutos lo tenía en mi pensamiento», u otros semejantes. No se piensa a alguien o algo, se piensa en personas, animales, ciudades o cosas. «Pienso en una manzana», no: «Pienso a una manzana»; «Ayer pensé en Cartagena», no: «Ayer pensé a Cartagena»: «Yo pienso mucho en mis hijos», no: «Yo pienso mucho a mis hijos». En este último caso se dice que los hijos son alimentados, en abundancia, con comida para ganado, con pienso.

 

3.- «Pedrito debe estar bien mal». Como muy mal está esta oración, compongámosla. Alguien la usó para referirse a la precaria situación económica de Pedrito. Lo supone, pues no está seguro de ello. En ese caso, el vocablo debe ha de ir acompañado de la preposición de; y, en segundo lugar, debe eliminarse el adverbio bien, puesto que, junto al también adverbio mal, efectivamente, queda muy mal. Ya está compuesta la expresión: «Pedrito debe de estar muy mal». El uso de la forma ‘debe de’ entraña suposición o inseguridad. El superlativo muy remplaza al adverbio bien, que debe cumplir mejores tareas en otras formas lingüísticas.

 

4.- «El sol está cayendo sobre Bucaramanga a esta hora». Se trata de una de esas expresiones que algunos locutores suelen pronunciar sin conectar el cerebro antes de hablar. La escuchamos recientemente en referencia al intenso verano que se registraba en la capital santandereana. Sobrarían los comentarios, pero vale anotar que el sol proyecta sus rayos luminosos sobre todo el planeta Tierra, no sobre un área determinada de él. Por fortuna, lo que aquella locución indica, de forma aterradora, no es verdad. ¡Hubiese sido el cataclismo orbital si el sol cae sobre Bucaramanga!

 

5.- «Se enfrentaron en un combate, muriendo dos soldados». Informaciones como esta suelen publicarse, a diario, en los medios periodísticos. Llevan un error: el gerundio de posteridad, en el segundo verbo de la oración (muriendo) no cabe allí. Lo que se produce, entonces, es un «combate a mansalva» contra el idioma español, y la que muere es su estructura gramatical. Lo correcto en este caso es: «Se enfrentaron en un combate, y dos soldaron murieron». Son dos oraciones simples, que se unen mediante la conjunción ye (y). Así, nuestra bella lengua cervantina puede seguir incólume.

 

6.- «Le entregaron la cédula de ciudadanía por primera vez». Leída en un periódico en referencia a una persona que llegó a la mayoría de edad. Esta expresión no acusa errores de construcción gramatical, pero sí carece de sentido común (el más común de los sentidos, pero el menos usado). Porque se advierte que la cédula le fue entregada a alguien por primera vez. Solamente una vez nos la entregan en la Registraduría Nacional del Estado Civil, después de cumplir 18 años de edad. En caso de ser solicitado un duplicado, no habrá una segunda vez porque la cédula tendrá el mismo número de la primera y los mismos datos de la persona; será una réplica del mismo documento.

 

7.- «Hágame el favor y me presta el lapicero». La conjunción ye (y) sirve para unir dos oraciones. Esta del ejemplo es una sola oración. Luego la conjunción en cita está mal empleada. Lo correcto es decir y escribir: «Hágame el favor de prestarme el lapicero». A propósito del objeto en referencia, lapicero es el elemento que funciona con minas de lápiz, de allí deriva su nombre. Comúnmente se cae en ese otro error. En cambio, bolígrafo es el que todos conocemos, que funciona a base de tinta. Es distinto del estilógrafo, que, aunque también con tinta, debe ser proveído de ella cada vez que se le agota. Su sinónimo es pluma estilográfica. Haga el favor de prestar atención, respetable lector.

 

8.- «El paro continuará hasta que el gremio no tenga garantías». Como en esta expresión, suele errarse en muchas otras semejantes. Al introducirse el adverbio negativo no, cambia sustancialmente el sentido de lo que se quiere decir. En este ejemplo se dice que el gremio no desea garantías; entonces, no tiene razón de ser el paro que realizan sus miembros. Pero, no. Eso no es lo que, en verdad, quieren decir; es lo contrario. Entonces, debe decirse y escribirse: «El paro continuará hasta que el gremio tenga garantías».

 

¡Hablar y escribir bien: el reto de hoy!

 

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