Ella con su voz altisonante y su extraña forma de adular a su líder, logra lo que nadie alcanza.

Así lo muestra Daniel Samper Ospina quien, con su especie de stand up comedy ‘Mi puta obra’, realiza una radiografía de nuestro nunca bien ponderado exmandatario.

Insólitas e inéditas imágenes, traídas a colación por este periodista bogotano, le sirven para desnudar a nuestros políticos. Una labor que para él no resulta extraña, ya que como director de la revista Soho, lo hizo mes tras mes, claro que en ese caso las que se quitaban la ropa eran unas bellas modelos.

Pero, sin duda, lo de Samper es el humor. Él tiene una capacidad, yo creo que innata, para encontrar situaciones risibles en la vida diaria de los prohombres nacionales. Sacando de contexto o ingresando en él, las situaciones absurdas y los comportamientos de los políticos colombianos toman un alto nivel de jocosidad.

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Uribe es el protagonista de esta caricatura de algo más de una hora. El gusto por el agua, sus amores y desamores con el presidente Santos, hacen que Samper muestre un inmenso agradecimiento por el líder de la política nacional; ya que de él ha tomado múltiples situaciones para ilustrar sus escritos.

Y es esa permanente preocupación, de no tener de quien reírse, es la que aqueja a este humorista. Por eso agradece a los políticos de nuestro país por servirle de motivación permanente para su oficio.

La lista es larga, y resulta difícil determinar cuál es el más gracioso. Después del circunspecto Uribe, aparece el ex vice Angelino Garzón, con su gusto por la fritanga y los problemas cardiacos que esto le ha traído. Luego el presidente Juan Manuel Santos, con una punzante mirada permite que, el auditorio del Teatro Nacional de la 71, ría sin respirar.

Hay otros personajes que, con breves apariciones hacen parte de la escena. A través de un videobeam: vemos a José Obdulio Gaviria durmiendo su justo sueño en el Congreso; los sensuales labios, solo comparables con los de Angelina Jolie, del ex registrador Carlos Ariel Sánchez.

La risa es constante. Solo el expresidente Uribe no se ríe. A diferencia de los viejos reyes, nuestro ex mandatario no entiende que Samper Ospina es un juglar de la actualidad. Él es un comediante que permite que los “reyes” de hoy tengan la oportunidad de reírse de sí mismos.

Apoyado en un discurso escrito ­-que disculpa por su problema de memoria-, algunos pocos videos y especialmente de un álbum fotográfico; Daniel “el travieso” no inventa historias, tan solo trae a la pantalle imágenes reales, verídicas, que con su ojo clínico y adecuada presentación, generan eso que no es risa sino una constante hilaridad.

Desde la época de Jaime Garzón, no se veía un humor que representara tan bien nuestra realidad. Aquí la diferencia está en que es Daniel el personaje central. No imita a nadie. No se burla de nadie. Su espectáculo está basado estricta y directamente en lo que son nuestros dirigentes. Por eso no se entiende porque esto ha generado tanta molestia en el expresidente Uribe, si tan sólo se trata de una mirada frente al espejo.

En el medioevo, los reyes tenían en su corte a ese personaje que los hacía reír, a ese juglar que contaba las historias populares, que recreaba los comentarios del pueblo y los representaba a sus gobernantes. Pero a nuestros reyes actuales, Uribe y Santos, les falta humor. Ellos deberían ser los primeros en asistir a la “puta obra” de Samper para entender que la ironía y la risa, que el reírse de uno mismo, es la mejor medicina para sobrellevar nuestra dura realidad.

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