En Inglaterra, los dos pentacampeones de Europa presentaron sus versiones más opacas. Ambos plagados de bajas y contagiados de un bache futbolístico.

Aquella noche, Jürgen Klopp tuvo que improvisar toda la defensa ante las suspensiones y lesiones de sus titulares, garantizar seguridad en el medio campo y sacrificar volumen en el frente de ataque; mientras que Niko Kovac, también sin varias de sus figuras, optó por un planteamiento conservador, le apostó a no perder en una cancha casi maldita para los alemanes, y lo consiguió.

James Rodríguez

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En Alemania, la disputa será a otro precio. Desde su juego de ida, el equipo bávaro consolidó un bloque de ataque a pesar de las grandes ausencias, marcó 12 goles en tres partidos y tomó la punta de la Bundesliga; entre tanto, el club que nunca camina solo continúa peleando el liderato en la liga Premier, convirtió 9 veces en sus dos últimas presentaciones como local, recuperó su defensa titular y despertó el poder goleador de Sadio Mané y Roberto Firmino.

Este miércoles, cuando el italiano Daniele Orsato dé el pitazo inicial, no habrá segundas oportunidades. A diferencia de la ida, los locales tendrán que salir a imponer condiciones, a ganar el partido ante los 75.000 hinchas que los acompañarán. El visitante, por su parte, ya no tendrá la presión de defender el cero, y sí contará con los espacios que tanto disfruta explotar.

¿Celebrará Klopp por quinta vez en Múnich? ¿Dará Kovac un golpe de autoridad? ¿Será la noche de Mohamed Salah? ¿O la de James Rodríguez? Solo hay una manera de saberlo: aprovechar esta oportunidad que nos da el fútbol y disfrutar un partido brillante.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.