Los dos textos se basan en la jornada electoral de este domingo para elegir la Asamblea Nacional Constituyente en ese país, y, con seguridad, no alcanzaron a considerar las capturas de Leopoldo López y Antonio Ledezma, ocurridas en la medianoche de este lunes, que también constituyen un signo inequívoco de un sistema político tiránico.

Aunque en sus artículos informativos casi ningún medio colombiano califica a Maduro de ‘dictador’ o a su régimen de ‘dictadura’, llama la atención que los dos periódicos impresos más influyentes de Colombia coincidan en su espacio editorial en apelar a este concepto —reservado para los regímenes políticos que concentran, por la violencia, todo el poder en una persona o grupo y reprimen los derechos y libertades individuales— para referirse a Venezuela.

“Si alguien aún tenía dudas sobre la vía dictatorial que venía perfilando el proceso revolucionario venezolano, probablemente las disipó la noche del domingo cuando Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), anunció los resultados de la participación para la Asamblea Nacional Constituyente”, advierte El Tiempo.

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Y después de detenerse, como lo han hecho varios analistas, en la extraña cifra de votantes reportada por el oficialismo en su constituyente (un poco más de 8,1 millones, cuando ni siquiera el inspirador de la ‘revolución’, Hugo Chávez, alcanzó esa cifra en sus mejores momentos de popularidad), el diario dice que “este inevitable salto al vacío del Gobierno [de Venezuela] se explica en la medida en que se percibe que ya no hay reversa en su proyecto, pues se entiende que si la cúpula chavista deja el poder, el destino para ellos será, inexorablemente, la cárcel o el exilio”.

“En esa lógica, tienen que avanzar en un proyecto que les garantice impunidad mientras puedan resistir la formidable presión ciudadana y la vergüenza internacional”, agrega El Tiempo, y pone a Maduro en el nivel “del sátrapa sirio Bashar al Asad, del eterno dictador de Zimbabue Robert Mugabe o del brutal líder norcoreano Kim Jong-un, todos sancionados directamente por Washington”.

Para El Espectador, por su parte, la jornada del pasado domingo en Venezuela fue “la consolidación del gobierno dictatorial que rige al país vecino. […] A partir de ayer desapareció formalmente la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y la reemplazan los nuevos constituyentes, todos oficialistas. La violencia gubernamental y el caos continúan siendo la constante”.

Sostiene, además, que el único camino para frenar este “descenso en la espiral de violencia” es el diálogo que debe incluir “la fijación de un cronograma electoral con observación internacional, la liberación inmediata de todos los presos políticos, la restitución de los plenos poderes a la Asamblea Nacional y la apertura, sin mayor dilación, de un canal humanitario para alimentos y medicinas”

Y termina: “El dictador continúa inmerso en su laberinto”.