La afirmación la hizo en el contexto de un extenso reportaje de la revista Semana.

El gobierno colombiano, sin embargo, tiene cifras, obviamente, menores.

“Cifras oficiales muestran que mientras en 2012 llegaron a Colombia 251 mil 475 personas procedentes de Venezuela, en 2015 lo hicieron 378 mil 965. La mitad arribó a Bogotá y los demás a Medellín, Cartagena, Barranquilla y Bucaramanga. Si bien la mayoría regresó, a medida que la crisis se ha agudizado, también se está empezando a quedar. En 2012 se quedaron 13.500; en 2016, 67.700”, dice Semana.

Pero la revista hace una aclaración necesaria: que la mayoría son colombianos, o sus hijos que emigraron a Venezuela en los años 70 o 90.

Claramente, entre el dato oficial y extraoficial hay una gran diferencia, por lo que nadie sabe a ciencia cierta la realidad del fenómeno.

Pero lo cierto es que la llegada de venezolanos está presionando a los sistemas de salud de muchos municipios, donde también hay documentación de hacinamiento.

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Semana identifica 3 oleadas de migrantes venezolanos, con características bien diferentes: la primera de personal altamente calificado en el sector petrolero, que vino cuando fueron despedidos por Chávez de PDVSA en 2002; la segunda, la de la burguesía antichavista (empresarios o profesionales); y la tercera, la de los que escapan de la crisis económica (los menos calificados)

Estos últimos son los más numerosos y siguen llegando a buscar cualquier trabajo con baja remuneración y sin seguridad social.

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