Relató que sobre las 5 de la tarde del sábado 17 de junio —un día antes de la celebración del Día del Padre— ella se encontraba en el secador de manos del baño del centro comercial, después de retocarse, cuando se produjo la detonación que la levantó del piso y la mandó contra la pared.

“La primera expresión mía fue “Dios mío, y ahora qué”, relató al programa 4 Caminos, de RCN.

Desde el primer momento, supo que perdería su extremidad:

“Me vi fue pierna destrozada, fue impresionante para mí. Me movía, me desplazaba hacia un lado y mi pierna siempre se quedaba en el mismo sitio. En ese mismo instante yo dije, esta pierna la pierdo, yo sé que la voy a perder porque no respondía a mis movimientos. Hice el duelo en ese momento”

Contó que antes de ser rescatada le pidió a otra mujer que estaba allí herida, que sollozaba, y que finalmente murió, que no cerrara los ojos, pues ya iban a sacarlas de allí. Agregó que de su parte nunca perdió la conciencia tras lo sucedido y por eso recuerda el sonido de las sirenas de las ambulancias, que ahora resulta algo traumático para ella.

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Pilar da crédito a la médica Carolina Romero, de quien dice que trabajó tanto para salvar su pierna como si fuera de ella. “Me la luchó, me puso tutores, me decía “no, no hay que amputar todavía, vamos a esperar”, recuerda. También destaca la labor del galeno Jorge Ruíz que le hizo una cirugía plástica en el pie que aún conserva y que le permite mantener el equilibrio y caminar.

Sin embargo, llegó el momento en que la familia de Molano y los médicos tomaran la dolorosa decisión, sin que ella lo supiera, aunque ella considera que fue lo mejor que se pudo hacer:

“Estuve sedada 17 días. Me pusieron 18 unidades de sangre. Me revivieron una vez. Tuve 10 cirugías. Aquí estoy, salvaron mi vida”, dice la mujer visiblemente conmovida.

Así mismo, destaca la carta que escribió su hija agradeciendo a Dios por el milagro de la vida:

Dice que se concentró tanto en su recuperación, que no puso atención a las capturas de sospechosos por el atentado que se iban presentando. Agrega que jamás ha sentido remordimiento por lo ocurrido.

Volvió una vez al Centro Comercial Andino junto a algunas amigas y relata que pasó por un costado del baño donde fue el atentado. “Después se lo conté a mi psicóloga y me dice que los miedos hay que vencerlos enfrentándolos… fue sanador, vencí ese miedo”, contó.

Hoy celebra estar de pie, así sea en una sola pierna:

“Me he levantado, me puedo movilizar sola, no soy una carga para nadie. Siempre he sido una mujer muy alegre y muy positiva, pero este suceso me sacudió mis fibras”.

Ahora Pilar espera su prótesis, la cual promete personalizar y asegura que no esconderá su discapacidad. Así mismo, planea regresar a trabajar en el restaurante que tuvo que cerrar temporalmente a causa de la recuperación, aunque seguramente lo hará en la ciudad de Cali, a la que espera trasladarse.

De otra parte, dice que va a demandar pues no ha recibido ninguna indemnización hasta el momento.

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