Recién fue elegido como papa, el líder de la Iglesia católica se contactó con un amigo de gran parte de su vida: Carlos Samaria, su zapatero. “Hola, Samaria; habla Bergoglio”, exclamó Francisco. El también carpintero le contó con emoción que estaba preparando unos zapatos nuevos para llevarle a Roma y le preguntó de qué color los quería, a lo que el papa respondió: “Los negros de siempre, nada de rojo”.

El papa insistió en que no quería zapatos nuevos, prefería que apenas les diera un retoque a los viejos.

Recordando ese diálogo, que le compartió a Clarín, Samaria ejemplifica la sencillez y humildad de Bergoglio. Son amigos desde hace 40 años, desde que el ahora papa era rector del Colegio Máximo de los jesuitas en San Miguel. Desde ese entonces, Samaria fabrica y compone el calzado de su amigo.

Los zapatos que usa el sumo pontífice son humildes y cómodos. El zapatero los describe como de “un corte sencillo, sobre becerro negro, capellada lisa, sin firuletes. Si uno agarra un zapato del Papa parece una galocha, sin adorno pero con cordones”. La horma de su planta es talla 42/43.

Francisco confía en su amigo porque siempre trabajó de muy buena manera sus zapatos, que requieren un diseño peculiar porque la forma esquelética de uno de sus pies es un poco distinta.

“El no usa plantillas. Usa zapato armado con el realce necesario para su parte esquelética, un poquito sentida en un pie. Es un secreto confidencial de la historia clínica y por ética no quiero colgarme de la percha de su Santidad”, le dijo a Clarín cuando fue interrogado por esa peculiar característica.

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Sobre su locomoción, hace 2 años se pronunció el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ya que fue interrogado por la ‘cojera’ que presentaba el papa por ese entonces. “El papa Francisco sufre de la cadera y es sometido a sesiones regulares de fisioterapia. Algunos días está mejor que otros… pero felizmente duerme muy bien”, aseguró.

Quizás por esos pequeños inconvenientes, Francisco prefiere confiarle el sostén de su caminar a un buen amigo de toda la vida. En su paso por Colombia, con tantos eventos en la agenda, los viejos zapatos negros de siempre seguro le fueron de gran utilidad al papa.

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