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Es decir, la libre elección de universidad que podrían hacer los estudiantes de alto nivel académico y bajos ingresos, los mejores 10.000 en las pruebas Saber 11, sería solo entre universidades públicas.

“Si solo fueran públicas, aprovecharíamos un programa que es muy bueno, porque hay que reconocer a los jóvenes de Sisbén 1 y Sisbén 2 de muy altos resultados en las pruebas de Estado. El error es trasladándose a las privadas. Si logramos que ellos vayan a las públicas, tendría un efecto muy positivo sobre las finanzas de estas porque el Estado les tendría que pagar al costo real del estudio en esa universidad”, dijo Julián De Zubiría, de la Fundación Merani a RCN Radio.

Para él, las únicas excepciones serían que el programa elegido por el estudiante no existiera en una universidad pública o que quedara distante del lugar de vivienda del estudiante.

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“No es lógico que las principales universidades [privadas] del país se financien con recursos públicos; no es lógico que ‘los pilos’ se estén yendo a las principales universidades privadas. Para las universidades (privadas), muy bueno, pero para el país, no”, agregó De Zubiría.

La propuesta de De Zubiría pretende hacer frente al hecho de que la mayoría de los recursos del programa ‘Ser Pilo Paga’ están yendo a las privadas.

De acuerdo con un reciente informe de El Espectador, las universidades que más pilos reciben son: Javeriana (2.541, 8 %), La Salle (1.881, 6 %), los Andes (1.869, 6 %), Pontificia Bolivariana (1.741, 6 %) y Jorge Tadeo Lozano (1395, 5 %).

A pesar de ser la tercera en recepción de estudiantes del programa, la Universidad de los Andes es la que más plata recibe por él.

Un periodista de RCN Radio le dijo a De Zubiría que la propuesta podría significar el fin del programa porque, de hecho, un pilo ya puede ingresar a cualquier universidad pública acreditada y pagar solo 100.000 pesos.

De Zubiría reconoció que el programa desde su diseño fue pensado para que se fueran hacia las privadas. “Necesariamente, se van para allá”, dijo.

De Zubiría hizo una defensa cerrada de la buena calidad de las universidades públicas, como una forma de controvertir el eventual argumento en contra de su propuesta de que limitar el programa a las universidades públicas significaría relegarlos a una educación ‘de segunda’.

“Tenemos excelentes universidades públicas… En Colombia hay una guerra hacia la universidad pública. La hacen ver que es una educación de baja calidad, que los profesores ganan mucho, que se demoran demasiado tiempo para culminar, que están formando gente desadaptada. Los resultados no ratifican eso. Los estudios hechos en Colombia nos dicen que las universidades públicas agregan más valor; es decir, que un joven que ingresa a la universidad pública avanza más en lo que tiene que ver con lectura, escritura, con pensamiento, con competencias ciudadanas”, dice De Zubiría.

Para el investigador, una democracia tiene que fortalecer la educación pública para que sirva como mecanismo de movilidad social.

“Ese programa (Ser Pilo Paga) hay que apoyarlo con la condición de que nos sirva para fortalecer la educación pública en el país”.

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