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“No está bien que en un país laico como Colombia, la visita del Papa se anuncie en tremenda rueda de prensa en la que aparecen hombro a hombro los altos jerarcas de la Iglesia y el Presidente de la República”, lamenta Calvás en su columna.

Aunque dice que entiende el “júbilo del fervoroso pueblo católico por el anuncio de la llegada del pontífice”, espera que no se esté planeando desde ya la transmisión de los cinco días de la visita a través de Señal Institucional y la Radio Nacional. “Si quieren un gran despliegue, la Iglesia católica tiene sus propios medios de comunicación (Cristovisión, Radio María, El Minuto de Dios Radio), que deberían ser los canales oficiales de la visita papal”, asegura.

Y es que sobre la visita de Francisco hay un dato del que poco se ha hablado: es la primera vez que un máximo jerarca de la Iglesia católica viene al país teniendo como marco la Constitución de 1991, que establece que el Estado colombiano es laico y de Dios solo invoca su protección.

No son los años 60 del siglo pasado cuando, como recuerda Óscar Alarcón en El Espectador citando un relato de Gabriel García Márquez, a la llegada de Paulo Sexto, la persona a la que le correspondió leer el bando “se plantó con su redoblante en el centro de la plaza para anunciar ante el país la turbación del orden público, tarrataplán, y el presidente de la República, tarrataplán, disponía de las facultades extraordinarias, tarrataplán, con motivo de la visita del papa a Colombia, tarrataplán, rataplán, plan, plan”.

En esa época regía la Constitución de 1886, encabezada, a manera de preámbulo, por esta frase: “En nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad […]”.

Al pensar en las misas campales y otros eventos multitudinarios en la visita del Papa, Calvás se pregunta: “¿Quién debe pagar eso? ¿El Gobierno, a través de un contrato con MarketMedios y Sancho BBDO? ¿O la Iglesia, gracias al respaldo financiero que diezmos, donaciones y demás le ofrecen?”.

Lo cierto es que, por ejemplo, lo que gastó México con la visita de Francisco en febrero de 2016 ascendió a unos 165 millones de pesos mexicanos (poco más de 25 mil millones de pesos colombianos), cifra que está representada en el costo invertido por gobiernos estatales y municipales.

La pregunta de Calvás cobra sentido si se tiene en cuenta que para la llegada del papa a Colombia las ciudades en las que estará tendrán que gastar en remodelación, acondicionamiento de calles, logística, seguridad, construcción de nuevos escenarios, traslados, sueldos de personal de apoyo y pago de recorridos, entre otros.

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