“Tal era el número de prostitutas, proxenetas y clientes que pululaban en un entorno de decadencia, vulgaridad, suciedad y debacle generalizada e indescriptible”, dice Restrepo en El Tiempo, que uno de sus acompañantes le sugirió cambiar el nombre de plaza de los Coches por plaza de los Chochos.

Restrepo hace notar que dicha plaza queda a escasos metros de la Alcaldía de la ciudad; por lo que encuentra inadmisible que “se toleren esta decadencia y esta desvergüenza”.

En la introducción de su texto, Restrepo recuerda que hace 20 años denunció la misma situación en otro artículo de El Tiempo, ‘Cartagena, ciudad Eréndida’ (haciendo referencia a la niña prostituida por su abuela), pero el periódico suavizó el título por el de ‘Cartagena, la malquerida’.

Para hacer su denuncia, Restrepo invoca la autoridad que le han dado 20 años de trabajar con 8.000 niños y niñas de los sectores más vulnerables de la ciudad.

“Y puedo afirmar, sin temor a exagerar, que en esta, la ciudad del ‘apartheid’ silencioso y soterrado, existen los seres más hermosos y talentosos que he conocido en esta vida mía”, dice.

Restrepo pregunta cuántos epítetos más degradantes y humillantes soportará esta ciudad sufrida, luego de enumerar los de Corralito de Mierda, Ciudad Erótica, Centro Histérico, Kafkagena…

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