Así lo aseguró la periodista María Antonia García en una columna de opinión publicada en el sitio web del periódico estadounidense ‘The New York Times’.

La periodista adquirió notoriedad por una serie de desafortunados trinos en Twitter en las que criticaba que se estuviera “llorando la muerte del hijo de un asesino”, con cuya familia no podía empatizar.

Luego, cuando fue entrevistada en La W, a García le presentaron trinos publicados por ella que mostraban un patrón de discurso de odio e intolerancia, que en muchos casos –como el del expresidente Álvaro Uribe- rayaban en la calumnia y la injuria. Pero dijo no acordarse de ellos

García no hace mención de ninguno de estos hechos en su columna y, en cambio, trata de ensalzar al cantante pero, nuevamente, para tratar de conectar su muerte con el tema de los feminicidios en Colombia.

Esta vez con el argumento de que, supuestamente, había una coincidencia de fechas entre la de Martín Elías y la de Doris Adriana Niño (por la que se responsabilizó a Diomedes Díaz), cuyo aniversario 20 en realidad se conmemora en mayo.

A pesar de que las fechas no coinciden, y que la única que hizo esa conexión fue ella, García dice que “la prensa pasó por alto a Doris, a pesar de que las dos décadas de su muerte se acercan y de que Diomedes fue condenado por su asesinato”.

Luego dice “que pocos la recuerden (a Doris Adriana Niño) es responsabilidad directa de los medios por sucumbir a la idolatría de Diomedes en el Caribe colombiano”.

Para García, el efecto de que los medios omitan sistemáticamente los feminicidios, que se cuentan por cientos al año, es su desaparición de la memoria colectiva, uno de cuyos ejemplos es el caso de Doris Adriana Niño.

Para García, en el cubrimiento de la violencia de género, ha habido un ‘tímido repunte en las denuncias’, “pero pierden relevancia muy pronto o quedan opacadas por la fama de sus victimarios. Esa falta de cobertura invisibiliza a las víctimas y aumenta su vulnerabilidad”, dice.

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