Cuando la periodista abordó a Francisco Ricaurte en 2008, la percepción que existía del joven magistrado, que llegó a ser presidente de la máxima instancia de justicia del país con apenas 40 años, era la de un hombre sereno, conciliador y con madera para estar en las “grandes ligas de la Rama Judicial”, según Arrázola.

Menciona algunas claves de la carrera y el temperamento del exmagistrado que hoy resultan anecdóticas no solo porque se trata del primer presidente de una alta corporación de justicia que es requerido por presunta corrupción, sino por su afiliación ideológica con el senador Álvaro Uribe.

El perfil de Arrázola plantea que Ricaurte debió escoger entre defender a la Corte Suprema de Justicia y conciliar las diferencias con el gobierno de Uribe por el que votó en 2002 y 2006, dice El Espectador.

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“Soy un uribista reflexivo”, añade Ricaurte y a renglón seguido explica que eso no fue óbice para defender a la Corporación o denunciar con nombres propios complots y ardides que, según él, se fraguaron en las entrañas de la Casa de Nariño”, anotó Arrázola quien añadió que “aun así, no se dejó perturbar por ese halo de poder que encarnaba su cargo”.

Sin embargo, La Silla Vacía afirma que Ricaurte “lideró un ala moderada en medio del choque de muchos de sus colegas con Álvaro Uribe”, donde se impuso como jefe de la Sala Laboral desde donde “maniobró para que la Corte se fuera llenando de abogados con carreras y posiciones similares a la suya”.

También fue la cabeza visible del grupo de jueces que se fue tomando el poder en la sala de justicia”, añadió ese portal en un perfil de contexto recién actualizado.

Arrázola también se resalta su amistad de marras con el polémico exmagistrado Germán Valdés, que fue vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia en 2001, y padrino político de Ricaurte.

En principio lo ayudó para que lo nombraran juez en Barranquilla y sólo algunos meses más tarde le pidió que fuera su magistrado auxiliar, un honor para alguien con escasos 36 años”, escribió la periodista cuyo objetivo era el de ensalzar a un cartagenero que hacía historia en Bogotá.

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