Esa fue la versión que el padre de los dos menores, Samuel Romero, entregó en Caracol Radio, en unas estremecedoras declaraciones que abundan en detalles de la forma como encontró el cuerpo de su hija y también cómo habría sido asesinada por su hermano.

“Está recluido en un centro para menores. Ayer fue la primera audiencia y va a estar ahí por lo menos mientras se sigue el proceso, porque él no aceptó cargos”, dijo Romero en la emisora, y agregó que Alexánder no le habla a la familia.

Romero comenzó por contar que el día anterior al homicidio, el viernes 22 de diciembre, estuvieron “como cualquier familia, sin disgustos de ninguna especie”, viendo televisión hasta tarde y después se acostaron.

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“Él [Alexánder] se levanta y se va en horas de la madrugada, a las dos de la mañana. Ya después, a las tres de la mañana, es donde se levanta su hermana, la que dormía con ella [Karen Sofía], asustada, preguntándonos a nosotros por ella, y fue donde ya nos levantamos a buscarla”, recordó Romero.

“Y lamentablemente pues él ya no estaba, ya se había ido. Agarramos a buscarla y pues lamentablemente a las 6:30 de la mañana en promedio fue donde encontré huellas por donde había sido arrastrada”, agregó. “Y seguí las huellas, y donde encontré a mi hija muerta, desnuda, toda aporreada…”, añade, y afirma que Alexánder sí se llevó a Karen Sofía.

“Yo la encontré y de una vez con el personal que me estaba colaborando buscándola la sacamos a la inspección de Mayoyoque (Putumayo). Y yo mandé una persona a buscarlo y lo encontró [no precisa quién] y lo trajo a la inspección, y fue donde yo ya le dije a la comunidad que me colaboraran en esa parte y lo detuvieran y lo entregaran a las autoridades”.

Romero asegura que en el momento no sintió que su hijo hubiera arrastrado y matado a su hija, pero después agrega: “En el transcurso del camino yo le dije a mi esposa: ‘Amor, ¿no sería que ese verraco muchacho fue el que hizo esto’?, y comenzamos a seguir sacando conclusiones. De todas maneras ya a algunas personas él ya se declaró que sí había sido”, continuó.

Contó que Alexánder iba a hacer un mandado, pero cuando se fue “no salió por donde tenía que irse. Él hizo otras cosas que no eran correspondientes con lo que él iba a hacer. Ya cuando él me llamó, ya estaba listo: tenía la bestia ensillada, tenía el arma al pie de la bestia”.

“Yo le entregué lo que él iba a ir a llevar. Y yo me recosté y él salió. Pero él no salió por el camino, sino que dio la vuelta a la casa y volteó para la parte de atrás donde tenemos otra casita que hicimos, el sillero, donde echamos lo que es maíz, las sillas, todo…”, siguió Romero.

“Estuvo un momento ahí y luego salió por los lados del potrero, buscándose una laguna. Y a mí sí se me hizo algo extraño por qué él salía por allá. Después nos pusimos a pensar que donde encontramos las huellas [de arrastre de la niña] era el lado por donde él se había ido. Entonces nosotros dijimos que sí era él”.

Pero, el aparte más desgarrados de su relato es cuando asegura que Alexánder mismo confesó a algunas personas cuando lo detuvieron que “le había pegado el tiro, que la había amarrado de los pies y la había arrastrado con el caballo”.

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