La niña, sin embargo, no es la única abusada: el video, que tiene una duración de 1:19 minutos, fue grabado por otra menor víctima (probablemente, la hermana), que hace comentarios inocentes mientras ‘el tío’ manipula a la menor y la obliga a hacer cosas.

  • “¿Por qué no le grabo la cara, tío?”.
  • “Pasito tío”.
  • “Nos debe un premio a las 2”.
  • “Vea Daniela, vea Daniela”.
  • “¿También le compraste a ella (algún regalo)?”.

 

El video fue desactivado por el portal horas después debido a la reacción adversa que generó en redes sociales.

El texto que lo acompañaba decía: “la policía manifiesta ya estar al tanto de su contenido y pide a la comunidad compartirlo para que así se pueda identificar la niña”.

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Seguramente, el portal incurrió en un delito al publicar el video, pero el razonamiento suyo, así como el de la policía que, supuestamente, invitó a compartirlo, tiene cierta lógica: una manera rápida de que alguien dé pistas sobre su paradero, o el de su familia, es revelar la parte del video en la que se ve su cara para que sea identificada por los usuarios en redes sociales.

Pero incluso la publicación del rostro, sin las escenas de sexo explícito, es una infracción al Código de Infancia y Adolescencia.

A pesar de que el video fue revelado por el portal en Bucaramanga, pudo haber sido grabado en cualquier lugar en Colombia. Personas que escucharon el acento de la niña que habla creen que sí se puede tratar de algún lugar de Santander.

Pantallazo portal Bucaramanga

El portal, que no respondió las llamadas de Pulzo, plantea incluso si “pasó en otro país”, lo que no sería razón para que las autoridades no establezcan si es cierto.

La pregunta que queda es: ¿hasta qué punto prevalecen las normas del Código de Infancia y Adolescencia sobre divulgación de imágenes e identidad de menores en medios, cuando estos están en peligro inminente y pueden ser salvados, precisamente, por la divulgación de esas imágenes?

Expertos consultados por Pulzo dijeron que lo que se busca al no divulgar estas imágenes es proteger a la víctima de un daño sicológico irreparable.

“El problema es que al darle ese nivel de exposición, esa niña nunca va a volver a ser ella misma, sino que (toda su vida) va a ser la niña abusada por el tío”, dijo una de ellas.

Teóricamente, existen recursos tecnológicos para ubicar dónde se produjo o publicó el contenido y, eventualmente, ubicar a la víctima y el agresor, sin necesidad de exponer (a la víctima) públicamente. Eso lo hace en Colombia el Centro Cibernético de la Policía Nacional, a quien Pulzo denunció el caso.

El problema es que esas investigaciones toman mucho tiempo (en promedio), y no se está hablando de un plazo de días, sino de meses.

Pulzo plantea el interrogante de si lo que pasa en los meses que dura la investigación no es terminar aceptando como un mal menor que siga siendo abusada.

Y si la menor, como en el reciente caso de Sarita en el Tolima, no solo es abusada sino que resulta muerta, ¿no ameritaría un procedimiento más expedito para ubicarla?

¿No ameritaría hacer algo diferente cuando hay menores en riesgo inminente?

Lo más aberrante de este caso en particular es que habría que esperar hasta el martes, porque parece que durante los puentes no abusan de niños en Colombia.

Ante la falta de respuestas simples, Pulzo opta solo por visibilizar el caso (sin publicar ni el video ni el rostro de la menor) para ver si alguien actúa, así sea para decir que es un video viejo o que es de otro país, lo que no es precisamente para tranquilizarse.

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