Si bien todos los medios registraron en sus espacios informativos el escándalo que sacude a unas de las entidades más queridas por los colombianos (y más apetecidas por los políticos por su estructura burocrática y el enorme presupuesto que maneja), el silencio en los editoriales y en las columnas de opinión este viernes es abrumador.

Así, hasta ahora, el país se quedó con el simple registro del hecho, del que se sabe que María Andrea Nieto venía denunciando irregularidades en la administración de su antecesor, Alfonso Prada (hoy secretario general de la Presidencia), y que esas irregularidades tienen que ver con el incremento de los contratos por prestación de servicios (que pasaron de 28.000 en 2014 a 36.000 en 2017), con el inminente riesgo en que están más de 280.000 millones de pesos, con anomalías contractuales en obras y en adiciones presupuestales para construcción de sedes, y con conciliaciones multimillonarias por servicios que no se prestaron.

También se sabe que Nieto declaró insubsistente al director jurídico de la entidad, Juan Pablo Arenas (a quien califica de ‘ficha’ de Prada), al ver que “no defendía la entidad sobre las decisiones que se estaban tomando”; que denunció acoso laboral, que intentó enterar de todo lo anterior al Presidente sin lograrlo, y que fue declarada insubsistente por el Gobierno, que perdió la confianza en ella por no usar los conductos regulares para hacer sus denuncias. Hasta ahí.

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Pero los análisis que les ayuden a los colombianos a entender este embrollo en el agitado contexto político que vive el país (ad portas de un año electoral) brillan por su ausencia en los medios, salvo el que hace el editorial del diario antioqueño, que llama la atención en el hecho de que, pese a la gravedad de lo que ocurre, “Prada guarda silencio”.

El Colombiano advierte que no se puede asegurar que Prada haya incurrido en corrupción, “pues eso lo determinarán los entes de control”, pero reclama que “ante la opinión pública, Prada debe ofrecer claridad”.

Curiosamente, ese diario recuerda que cuando el presidente Juan Manuel Satos nombró a Nieto en el cargo la calificó como “excelente” y una gran líder.

También el editorial del diario económico Portafolio le dedicó sus líneas al tema. Ese medio critica la actitud de Nieto porque en este caso “se olvidó aquel precepto de que la ropa sucia se lava en casa. En lugar de acudir a los micrófonos, era de esperarse que Nieto tocara las puertas de la Procuraduría y la Contraloría, sustentando las razones de su demora en lanzar las alarmas sobre supuestas irregularidades”.

Y también reprocha a Prada, “cuyas explicaciones distaron de ser contundentes, con lo cual afecta a la propia Casa de Nariño”.

Pero más allá de sus directores y las responsabilidades que les quepa, y que deben establecer las autoridades, el Sena es una entidad que les debe doler a todos los colombianos porque es para millones de jóvenes de estratos bajos la única opción de capacitarse y de obtener un empleo. Es su única oportunidad.

Solo en 2016, el Sena otorgó 9,1 millones de cupos, cerca de 1,3 millones de los cuales fueron dados en programas de formación titulada, que incluyen los niveles de auxiliar, operario, técnico y profundización técnica, así como las carreras y especializaciones tecnológicas. Durante 2016 y hasta  julio de 2017, el Sena capacitó a 4’757.205 aprendices, dijo la exdirectora Nieto en una entrevista a La Nación, de Neiva.

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