En conversación con W Radio durante un Facebook Live, el doctor Carlos Eduardo Valdés, director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, dijo que la morgue del Instituto, ubicada en la calle sexta con avenida Caracas, está en proceso de reparación porque es un edificio que se construyó hace 70 años, en 1943, y se entregó al servicio en 1948.

“Desde esa época las diferentes administraciones le habían hecho arreglos menores, no se había abordado los arreglos de la morgue”, acotó el funcionario, quien había sido criticado duramente por el sindicato de Medicina Legal en Caracol Radio.

El vocero del sindicato denunció que el proceso de necropsias se está llevando a cabo “de manera precaria”, informa esa cadena radial.

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Por tal razón, la primera pregunta del Facebook Live de la W fue directamente ‘a la yugular’ del funcionario para que explicara por qué se estaban haciendo las necropsias en frente del botadero de basuras Doña Juana.

“Para esa época, Bogotá contaba con una población inferior al millón de habitantes y con una cifra de homicidios o de muertes atendidas por Medicina Legal inferior a 3 por día”, señaló Valdés.

Y continuó: “Hoy, tenemos una Bogotá que supera los 11 millones de habitantes y a diario se realizan entre 18 y 22 necropcias. Esta administración se comprometió con los funcionarios a mejorar las condiciones laborales y arreglar la morgue”, dijo en referencia al porqué del cambio de sede.

Como Bogotá no cuenta con una morgue alterna, según el directivo, la Administración de Bogotá les ofreció la morgue del cementerio Serafín, ubicado en el sur de Bogotá, cerca de Doña Juana. “Es una morgue en un edificio, así que no estamos haciendo las necropsias al aire libre”, recalcó el director de Medicina Legal.

Asimismo, señaló que la sede principal (la única) recibió inversiones por cerca de 400 millones de pesos. “Es claro que sí hay dificultades, hay ciertas afujías, pero se solucionan permanentemente”, se defendió.

Además, dijo que para tranquilidad de la comunidad, la morgue en la que opera Medicina Legal desde septiembre pasado es auditada, controlada y vigilada por la Secretaría de Salud: “Si no tuviésemos las condiciones sanitarias, de higiene laboral, etc., tengan la seguridad de que la Secretaría de Salud ya la habría cerrado”, puntualizó.

Ante los señalamientos de que los cadáveres se limpian a la intemperie y con paños debido a que supuestamente no sirven las cañerías, Valdés justifica que un día tuvieron un problema con unas tuberías, lo que los obligó a dejar algunos cadáveres en un patio alterno, pero que entonces alguien tomó algunas fotografías y fue entonces cuando se dijo que estaban haciendo las necropsias al aire libre.

Otra de las denuncias difundidas por Caracol Radio es que los empleados debían llevar la ropa sucia a sus casas para lavarla, a lo que el director responde que eso siempre ha sido así, pues en la sede principal tampoco cuentan con el servicio de lavandería.

Valdés aceptó como cierta la otra denuncia que decía que había escasez de cuchillas para los bisturís y otro instrumental, a lo que le funcionario dijo que esas, precisamente, son algunas de las dificultades que han tenido que sufrir por estar temporalmente fuera de su sede, pero que se solucionan a diario.

Además, el médico explica que la orden es de utilizar en la medida de lo posible ropa desechable para hacer las necropsias. Son dificultades que, a su juicio, “se requieren cuando se pretende modernizar la operación”.

Para diciembre de 2018, esperan que terminen las obras de modernización en la sede principal; dicha duración obedece a que el edificio amerita un reforzamiento estructural de sus bases, según el funcionario: “En 1943 dijo que las leyes de sismorresistencia eran inexistentes”, acotó.

El funcionario admitió que sí es cierto que estén teniendo demoras en entregar los cadáveres a sus familiares, normalmente entre 4 y 6 horas, pues ahora trabajan en 6 mesas y antes lo hacían en 10: “Tratamos de que las demoras no impacten a la ciudadanía”, puntualizó Valdés.

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