Así lo resume la revista Semana que basa sus datos en la información recogida por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia, la misma que advierte que en lo que va del año hay 16 víctimas más que en 2015.

En la mayoría de los ambientes cercanos al Gobierno empieza a hacer carrera la idea de que esta escalada violenta tiene como objetivo sabotear el proceso de paz, señala la publicación.

Si bien existe una comisión estatal que está investigando el origen de estos asesinatos en las zonas que antes eran del dominio de las Farc, la conclusión –cuestionada por la ONU y las ONG por falencias en el análisis del contexto– es que es difícil establecer que todas estas muertes tuvieron móviles políticos, por lo tanto, no se podría hablar de un exterminio, destaca Semana.

En consecuencia, la revista se fija en las diferencias que hay en lo argumentos que tanto la Fiscalía, como el Gobierno y las Farc, tienen para explicar el origen de las muertes de líderes sociales que, en algunos casos, fueron también militantes activos del Movimiento Marcha Patriótica.

Serían casos individuales

  • A favor: Eso es lo que sostiene la Fiscalía después de indagar en el terreno quiénes eran las víctimas. Muchas de ellas tenían antecedentes o habían sido vinculadas a actividades ilícitas por lo que las hipótesis van desde “venganzas hasta el cobro de deudas”, puntualiza Semana.
  • En contra: No obstante, estas indagaciones no habrían sido lo suficientemente rigurosas como para poder señalar a un presunto responsable, algo que para la revista garantiza la impunidad.

El columnista Antonio Caballero cree que esas ‘fuerzas oscuras’ son las mismas que hace 3 décadas exterminaron a 1.500 integrantes de la UP: “Los mismos viejos terratenientes de hace 30 años o los nuevos que en estos 30 años se han enriquecido con las tierras despojadas a muchos cientos de miles de familias campesinas”, afirmó.

Reconfiguración de poderes armados

  • A favor: Acá el Eln empieza a ser señalado como el perpetrador. Se cree que al menos unas 12 muertes son atribuibles a esta guerrilla que está en ciernes de un proceso de paz con el Gobierno. Su interés estaría en apoderarse de áreas estratégicas para su lucha armada y seguir lucrándose con las rutas del narcotráfico.
  • En contra: Las disidencias de las Farc y los viejos paramilitares, reconvertidos en bandas criminales, también se cuentan entre los posibles responsables de las muertes. Pero eso tampoco ha sido probado porque los brazos armados en cuestión han fijado sus intereses más allá de los asuntos políticos y están decididos a consolidar su poder en las zonas de minera ilegal y en eso es posible que su plan incluya la eliminación de posibles competidores.

Exterminio

  • A favor: En cambio, para las Farc se trata de un plan para minar las bases de su movimiento político. Algo así manifestó Aida Abella, vocera del Movimiento Marcha Patriótica, para quien les están “repitiendo la dosis” de hace 30 años, destacó Caballero en su columna.
  • En contra: No obstante, esta idea parece no ser tan sólida cuando se examinan los dos contextos. Por una parte, dice la revista, la alianza macabra entre militares, políticos locales y grupos de autodefensas ya no tiene el mismo peso de antes porque los militares quieren la paz y los paramilitares ya no existen.

Son tiempos en los que a las bandas criminales emergentes –llamadas por las Farc como neoparamilitares– no les interesa tanto la política, como sí los asuntos que demandan el narcotráfico, declarado un crimen trasnacional, y por lo tanto matar por ideologías políticas no tendría sentido, subraya Semana.

La violencia obedece a cuentas pendientes y rencillas entre jefes y mandos medios. Sin embargo, los políticos locales sí tendrían algo que ver en todo esto. Históricamente, ellos han sido los orquestadores de las masacres selectivas y su alianza con los grupos ilegales ha devenido en matanzas que aún siguen sin esclarecer.

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