Estos lugares fueron seleccionados por Cívico, que además invita a los residentes de la ciudad a “armar su combo de amigos y preparar unos buenos ‘cuentos de la cripta’ que los haga rezar al ‘santísimo’”.

1 Cementerio central

Tiene las tumbas de importantes personajes de la historia de Bogotá; “uno de ellos es José Asunción Silva, un importante poeta del siglo XIX, quien se suicidó sin aparente explicación en 1896, cuando tenía 31 años”, señala el portal.

Otros curiosos entran al cementerio, ubicado en la carrera 20 N° 30-80, para visitar la tumba de Julio Garavito, el astrónomo y matemático del siglo XIX y conocido porque fue la imagen del billete de $ 20.000, para pedir ayuda económica.

Cuentan que los personajes se aparecen en las noches. En los sepulcros se escuchan ruidos y el viento sopla muy fuerte.

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2 ‘Hotel de los suicidas’

La cascada o salto del Tequendama se ha convertido en el escenario que escoge la gente para quitarse la vida. Tantas son las personas que mueren allí que los residentes conocen este sitio como el ‘Lago de los muertos’, donde solo existe una testigo y es la imagen de una virgen.

En este lugar se han visto espectros que atormentan a los lugareños. El alma que más pena es la de una monja que, al parecer cayó, al fondo del precipicio en un accidente de una chiva.

3 Cárcel del Museo Nacional

El Museo Nacional, ubicado en la carrera 7A N° 28-66 (centro de Bogotá), fue la antigua penitenciaría de Cundinamarca. Este edificio tiene 192 años de historia y cuando se convirtió en cárcel (1876), fue el escenario de torturas de los presos.

4 Edificio del sol

“En las entrañas de La Candelaria se halla uno de los sitios más terroríficos de Bogotá”, asegura Cívico, porque en este edificio —en la carrera 3 con calle 12— tuvo lugar la antigua sede del Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC), que pasó a ser el (DAS). En ese tiempo la información, supuestamente, se conseguía torturando hasta la muerte a los sospechosos.

“Esta edificación neogótica fue el epicentro de las historias más macabras del Gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla. Allí estaban los calabozos, donde se albergaron presos con agua hasta las rodillas, a quienes se les practicaban múltiples torturas”, agrega el portal.

Los residentes dicen que se escuchan quejidos y lamentaciones de las almas en pena que padecieron torturas en ese sitio.

5 El ‘averno’ del Monumento los héroes

Pocos conocen que este monumento —  Autopista Norte N° 80-01— tiene adentro 6 pisos. El sitio parece un laberinto de escaleras y a medida que se sube cada piso, el sitio se torna más sombrío. “Un lugar que está en obra porque nunca se terminó, y que genera mucha zozobra en medio de tanto espacio inutilizado”, afirma el portal para gozarse Bogotá.

 6 El sitio de los cuerpos petrificados

Ciclopes, bebes siameses, manos cortadas y piernas momificadas, son algunas de las muestras congeladas que ofrece el Museo del Ser Humano, ubicado en la localidad de los Mártires. Dicen que en el subsuelo hay fosas comunes que se hicieron durante el ‘Bogotazo’. En 1973 se fundó el sitio con 90 piezas de seres humanos muertos.

En este lugar recomiendan no utilizar equipos electrónicos porque hay un extraño magnetismo que los destruye.

7 Restaurante ‘La bruja’

Está ubicado en La Candelaria, allí hubo un calabozo que se utilizó hasta la década de los 50. El nombre del restaurante tiene varias explicaciones, pero lo que la mayoría piensa es que se trató de una madre desesperada que perdió a su hijo en el lugar, y murió de soledad.

Es atractivo porque, supuestamente, el alma deambula el restaurante, dicen administradores y clientes.

8 ‘La mansión del duende’

“Al igual que La Bruja, en La Candelaria hay otro espíritu que ronda las instalaciones del restaurante-bar ‘La Mansión del Duende‘”. Cuentan que hace 3 siglos vivió una jovencita en ese sitio, quien fue juzgada por quedar embarazada soltera. Los ciudadanos conservadores de ese tiempo castigaban con la pena de muerte a estas mujeres, por lo que la madre tuvo que esconderse en su vivienda. Luego de tener a su hijo y para huir del repudio social, decidió arrojarlo a un pozo en donde al parecer estuvo por mucho tiempo.

Ese niño ahora se aparece en el restaurante y responde al nombre Baltazar, un ser que muchos ven como un duende por su tamaño, pero que al parecer no es ofensivo. Por el contrario, se le escucha jugar, deja huellas y hacer travesuras.

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