El estilista asesinado fue identificado como Luis Ramón Santiago Guillén, de 49 años, que recibió varias puñaladas y fue degollado en el interior de su casa del barrio Centro, informa La Opinión.

Pese a la letalidad del ataque, Santiago Guillén alcanzó a pedir auxilio y pudo ser escuchado por algunos de sus vecinos. “Quienes lograron entrar, abrieron la puerta y la turba de inmediato se apoderó de la casa, buscando rastros del homicida. Luego de revisar en varias partes, encontraron al hombre encerrado en una de las habitaciones, agarrándolo fuertemente y sacándolo a la calle”, agrega el diario cucuteño, que no indica que el sospechoso fuera venezolano.

En su reporte del hecho, Caracol Radio sí asegura que el presunto homicida era venezolano, y además cita al comandante de la Policía de Norte de Santander, coronel George Quintero, que cuenta detalles de cómo murió el presunto agresor del estilista: “Ingresan, sacan a la persona que había cometido la muerte del señor Luis Ramón. Le dan varias lesiones con arma blanca y lo ultiman en la parte de afuera de la casa rociándole gasolina y lo prenden”.

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Oriente Noticias también asegura que la víctima del linchamiento era de nacionalidad venezolana, y además sostiene que Santiago Guillén pertenecía a la comunidad LGBTI.

“La vivienda fue rodeada por una turba de personas que agredió a los uniformados con piedras, bombas incendiarias y gasolina, generando una asonada que terminó con la muerte del agresor de manera violenta”, dijo Quintero, citado por La Opinión.

Pero, en realidad, los pormenores del linchamiento son más escabrosos y dejan al descubierto duras facetas de la condición humana: “Algunas personas lo amarraron [al presunto  homicida] en una silla en la mitad de la calle, le rociaron gasolina y de inmediato le prendieron candela”, continúa el medio.

“Nada que se muere este man. Ya huele a pollo asado”, decían algunos habitantes del corregimiento en declaraciones citadas por el mismo diario. “Los minutos pasaban y al percatarse de que el hombre no moría, uno de los presentes lo degolló”.

Ese periódico también registra un aspecto que resulta recurrente en este tipo de tragedias. “El hecho se presentó en medio de un círculo de personas que grababan con sus celulares lo que estaba pasando. Pero, nadie se atrevió a evitar que esto sucediera”.