El día del atentado en el popular centro comercial capitalino no solo se sembró el pánico, la tristeza y la desesperanza de quienes presenciaron el atentado o fueron víctimas de él; también saltaron a la escena los contradictores del oficialismo actual, quienes vieron en esta falla de seguridad la mejor oportunidad para sembrar en una nación confundida por un suceso que parecía del pasado, algunas ideas para su propio beneficio y exaltando lo más oscuro del ser humano.

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Así lo asegura, Sergio Ocampo Madrid, columnista de El Espectador, en su más reciente escrito titulado ‘“Fuerzas oscuras” tras la bomba en Andino’, en el que sugiere que el expresidente Álvaro Uribe Vélez ya se ha salido de control y de no tomarse medidas al respecto, los efectos serán áun más graves que una explosión en un sitio multitudinario de la capital del país.

Es más que claro que el exprimer mandatario no tuvo nada que ver en la acción terrorista del pasado sábado en el norte de Bogotá, pero el escrito sí le atribuye haber generado en un pueblo, que supo dirigir por 8 años bajo el cargo de presidente, “las condiciones de zozobra, de animadversión, de desconfianza, y particularmente de odio” para mantenerse activo en el lugar como unos de los líderes más importantes de nuestros tiempos, sin importar la forma.

Ocampo también sugiere que el hoy senador es “sistemático, compulsivo, mórbido”, pues ha conseguido desde diferentes perspectivas que los colombianos vean a su nación como país inviable, debido los grandes contrastes que constantemente experimenta.

Todo esto, asegura Ocampo, bajo la imposición de su palabra casi como ley y productora de grandes debates: ya sea desde el rincón de héroe o apátrida. Tanto así que ha logrado convencer a sus seguidores de lo mal que lo hace quien está en el trono presidencial, olvidando que antes servían para él. Y perfectamente evadiendo sus lazos de tantos que cayeron por seguir su filosofía y gestión, mediante artimañas políticas que lo dejan en el terreno neutral y de los procesos judiciales sin decisión.

Por último, el autor de la columna destaca que desde hace un tiempo su repertorio dialéctico se ha enfocado en el plano internacional con sus pronunciamientos en España y Grecia sobre la situación de Colombia, que iguala a la vivida en la actualidad en territorio venezolano.

Lo anterior suena “poco coherente”, pues se trata del mismo país que defendió tan vehemente siendo su cabeza visible. Además aprovechó que en la contienda interna política hay un vacío que le haga frente de la misma forma o mejor en la que él suele ejecutarlo, pero con buenos argumentos y motivos.

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