Entre enero y junio del 2016, y el mismo período del 2017, se pasó de 807 casos a 961 en todo el país, según cifras de las autoridades citadas por El Tiempo.

“En Bogotá se han denunciado 369 casos este año; en Medellín, 130 casos; en Cali, 50; Pereira, 26; Barranquilla, 30”, agrega.

Los casos de militares estadounidenses ‘emburundangados’ por prepagos y la muerte del médico Carlos Fabián Herrera en un aparente caso de ‘paseo millonario fallido’ (como lo describe El Tiempo) pusieron en los medios la tragedia.

“Ya en pocos casos se usa escopolamina (burundanga), pues es mucho más fácil conseguir drogas (benzodiacepinas) sin receta médica”, dice El Tiempo. A pesar de que estas drogas, teóricamente, solo se pueden adquirir con fórmula médica, los delincuentes se las arreglan para conseguirlas.

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Noticias Caracol hizo el experimento para obtenerlas y no le fue tan fácil hacerlo. En una farmacia no las vendían, y en otra sí, pero con prescripción médica y cédula del paciente.

Óscar Ávila, quien trabaja con el Laboratorio de Investigación Criminal de la Universidad Manuela Beltrán, aseguró que las benzodiacepinas causan el mismo efecto que la burundanga, “una depresión del sistema nervioso central. De ahí en adelante, empiezas a generar una situación en el ser humano que se llama autómata, entonces no recuerdas nada pero sí haces caso”.

Asimismo, contó que el medicamento, de uso exclusivamente psiquiátrico, cuesta entre 50 o 60 mil pesos, y que con cada ‘sachet’ de 10 pastillas, los delincuentes “pueden cometer 100 hurtos”.

El noticiero, además, explicó que las benzodiacepinas hacen efecto cuando son ingeridas por la boca o la nariz, mientras que el experto resaltó que los ladrones las utilizan en fiestas: “Dejas tu trago a un lado y simplemente se acercan y te echan la sustancia”.

Ávila también indicó que las zonas en Bogotá donde se presentan más casos de víctimas de las sustancias son el Parque de la 93, la Zona T y la Avenida Primero de Mayo.

El Tiempo señala que las redes delincuenciales tienen un alto grado de organización: tienen perfiladores (quien selecciona las víctimas); ganchos, hombres y mujeres atractivos, quienes abordan a la víctima y le ponen la droga en la bebida; y los ‘recogedores’, quienes llevan a las víctimas casi siempre a paseos millonarios.

El problema con estas drogas es que pueden producir no solo daños permanentes sino también provocar la muerte.

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