No solo añadió a su prontuario el hurto, sino que alteró la escena de un crimen, agregando peculado y manipulación de evidencia.

La revelación del robo la hizo el columnista de la revista ‘Semana’ Daniel Coronell, luego de hacer todo un recuento histórico del arma, que era la favorita del capo, dado de baja el 2 de diciembre de 1993.

Se trata de una Sig Sauer con un cargador de 13 tiros que Escobar entregó el 19 de junio de 1991 cuando se iba a someter a la justicia, y que luego, tras su escape de la cárcel La Catedral, inexplicablemente recuperó.

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El paradero del arma fue encontrado por Coronell en una entrevista que concedió Aguilar a una productora del Grupo Prisa para un documental que nunca vio la luz, al que tuvo acceso gracias a los dueños de los derechos y al apoyo de Semana.

Allí, en video, Aguilar dice (sin editar):

“La pistola de Pablo yo la cambié. Yo hice 2 cosas: paré el reloj, lo quité y lo entregué mediante un oficio (…) eso reposa en el museo de la Policía. Y la pistola sí la cambié. Por la historia de la pistola yo la conservo. Yo tenía la pistola que yo tenía, y yo se la tiré a él y yo cogí la pistola de él. Yo la conservo”, cita Coronell en Semana.

Ese hecho, aunado a la revelación del vicepresidente Óscar Naranjo en entrevista con la W Radio, de que quien dio de baja a Pablo Escobar fue un policía conocido como ‘Sangre e’yuca’, para proteger su identidad, hacen que el único mérito que pueda cobrar Aguilar sea el de haber sido el primero en tomarse la foto con el cadáver.

 

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