Su cuerpo fue hallado en la represa del río Neckar, según reportes de las autoridades de Heidelberg, Alemania, en donde vivía, citados por Blu Radio.

Si bien el reconocimiento físico del cuerpo no se pudo efectuar, su identidad se estableció, inicialmente, con los documentos que portaba, agrega la emisora.

Desde el momento de su desaparición, se desarrolló una intensa difusión del caso en las redes sociales, en la que participó la diplomacia colombiana. La embajada y los consulados de Colombia en Berlín y en Frankfurt realizaron seguimiento constante al caso y estuvieron en permanente contacto con las autoridades alemanas y con la familia del estudiante, informó en su momento la Cancillería.

La muerte de Montoya Vélez fue difundida en Facebook por el grupo que creó la familia para buscarlo, en donde las informaciones publicadas habían venido construyendo un perfil del joven.

Montoya Vélez estudiaba en la universidad de Heidelberg, medía 1,70, tenía cabello marrón oscuro hasta los hombros recogido en una cola de caballo, era de contextura mediana, con barba y bigote, y habla alemán, inglés, francés y español.

“Siempre dispuesto, paciente y con una sonrisa en sus labios”, agregan los post de la red social. “Es una persona feliz y siempre lo ha sido, especialmente estos 2 últimos años que ha estado en Alemania donde ha encontrado las cosas que más le gustan, las grandes bibliotecas, que como él dice son un paraíso, y los monumentos históricos que están por doquier”.

“Jacobo tiene grandes metas que lo llevan a hacer con amor y felicidad su trabajo diario. Poder estudiar en la universidad de Heidelberg y vivir en esta ciudad es para él como tocar el cielo. […] Se sentía la persona más feliz del mundo, porque todo era perfecto”, agregan.

Esas descripciones dan cuanta del carácter y las calidades del joven y constituyen un reto paras las autoridades alemanas, que ahora deben establecer las circunstancias que rodearon su desaparición y muerte.

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