La imagen lo muestra sentado en el vano de una ventana con su escudo al lado derecho, y sobre ese elemento de protección, el casco, curiosamente también en una posición inclinada.

Aunque la visera de su cachucha impide ver claramente sus ojos, se intuye que tiene su mirada perdida sobre el piso. Además, las manos entrecruzadas sobre sus muslos reflejan un estado de reflexión.

El conjunto (policía, escudo y ventana) presenta un elemento común: las manchas de pintura amarilla con la que son atacados en las protestas los policías, cuando no con piedras o incluso otros artefactos letales.

Eso también ocurrió este jueves en las manifestaciones que se desarrollaron en Bogotá y que dejaron 11 heridos y 35 detenidos por los actos de vandalismo que contaminaron las protestas.

Esmad

Artículo relacionado

11 heridos y 35 detenidos, dejan manifestaciones salpicadas de vandalismo, este jueves

El cuadro, sin saber exactamente en qué está pensando el policía, en todo caso, resulta desolador. Refleja, de alguna manera, al país, y a la idea de autoridad que existe en él.

Y, claro, evoca también los conceptos de respeto, protesta, violencia… y muchos más hasta perderse en la misma noción de lo humano, así, en este caso, el sujeto de la foto sea un policía.