Y esto lo hizo a pesar de que conocía con suficiente antelación que su interlocutor iba a ser un vocero del Centro Democrático, que terminó siendo Rafael Guarín (exviceministro de Defensa de Santos), porque Francisco Santos no pudo acudir por problemas de salud.

El calificativo de arrogante y excluyente es del columnista de El Espectador Sergio Ocampo Madrid, quien fue testigo de primera mano de lo que ocurrió porque participó en la organización del certamen.

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Sugiere una actitud totalitaria y autocrática porque pretende imponer condiciones a quien invitó de buena fe y con la mejor intención. Revela que desconocen las dinámicas, los protocolos, las formas de una sociedad a la que se quieren insertar, pero bajo sus términos y su verticalidad castrense, y se muestran extremadamente torpes porque desperdician la ocasión de exhibir un nuevo rostro, ganar adeptos, disminuir su imagen negativa”, dice Ocampo.

Para marcar el contraste y la incoherencia de Lozada, Ocampo recuerda lo que este dijo en Twitter el viernes, cuando los presidentes del Senado y la Cámara impidieron el ingreso de voceros de las Farc a un debate: hay que “superar los vetos y mezquindades”.

Nota: la versión inicial de este texto decía que Lozada solo quería debatir con Juan Manuel Santos. En realidad se trataba de otro Santos: Francisco. Este fue quien declinó por enfermedad y en su reemplazo iría Rafael Guarín.

 

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