El noticiero dice que a los investigadores les llamó la atención que no había celadores. Pulzo pudo establecer por llamadas de sus lectores que el edificio en el que ocurrieron los hechos está dentro de la categoría de inteligente, por lo que se habría prescindido de ellos.

En un edificio inteligente, los accesos se hacen usando huellas digitales o tarjetas codificadas, y las puertas funcionan automáticamente con brazos hidráulicos.

Pero asumiendo que se hubiera prescindido de los celadores, queda el interrogante de si alguien monitoreaba las cámaras de seguridad en tiempo real, cuyos videos permitieron a la Policía ubicar a los delincuentes que dispararon a la mujer para robarle una camioneta de alta gama. A juzgar por el tiempo transcurrido, los más de 4 minutos que duró la escena del atraco, la respuesta es no.

El ex general de la Policía Nacional Luis E. Gilibert criticó en días pasados que, por confiar excesivamente en la tecnología, se está bajando la guardia en temas de seguridad. Y en parte atribuía a este fenómeno la ola de criminalidad que se estaba presentando en sectores de estratos altos, como el barrio Rosales en Bogotá.

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“Estos edificios en las horas diurnas contratan un todero, personaje que se encarga de las basuras y reparaciones menores al interior del edificio especialmente en zonas comunales, con un horario acordado que fluctúa entre las 08:00 y las 17:00 (horas) descontando su hora de almuerzo. El aseo en  sectores comunales lo ejecuta una señora enviada tres días a la semana por empresas especializada en esas lides. Como vemos el inmueble está totalmente desprotegido, a partir de las 17:00 horas las áreas comunales quedan desoladas, riesgo que se extiende toda la noche. En cuanto a garajes,  la puerta se abre a una velocidad prudente, tiempo que cualquier antisocial puede utilizar para colarse al parqueadero”, dijo Gilibert en una columna del periódico El Nuevo Siglo.

Para Gilbert, a pesar de que los edificios inteligentes son una alternativa para reducir costos, hay que reevaluar la idea de desechar el servicio de vigilancia humana: los porteros.

Y es que precisamente en el video del asalto se observa que mientras un hombre atraviesa un vehículo cerca de la puerta de acceso al edificio, otros dos individuos ingresan hasta donde la conductora estaba parqueando y la intimidan con arma de fuego.

Incluso, explica el informativo, durante el tiempo que duró el robo la puerta siempre permaneció abierta, y por eso los delincuentes salieron en el vehículo que se robaron sin ningún impedimento.