Los jefes negociadores anunciaron un acuerdo “para desarrollar un programa piloto de desminado humanitario”, según un comunicado conjunto dado a conocer hoy, al cerrarse el primer ciclo de conversaciones, que duró dos meses.

El desminado es “uno de los temas más agobiantes y tristes en la historia del posconflicto en Colombia”, afirmó el líder de los negociadores del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, quien instó al Eln a colaborar con los militares en la labor de búsqueda y desactivación de minas.

Pero el jefe del equipo de la guerrilla en la negociación, ‘Pablo Beltrán’, indicó que también las comunidades participarán en el desminado y matizó que igualmente existen “municiones sin explotar de fuerzas militares del Estado”, por lo que en las zonas que se escojan para trabajar, se “va a remediar una afección causada por ambas partes”.

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El desminado es “uno de los temas mas agobiantes y tristes de la historia del conflicto en Colombia”, enfatizó Restrepo al mencionar que “a veces no se sabe con certeza dónde están” las minas, por lo que su búsqueda y desactivación “es uno de trabajos más dispendiosos y delicados que acarrea el posconflicto” en ese país.

Indicó que hay mas de 5.000 profesionales militares del desminado que pueden trabajar en esta tarea.

Más allá de la eliminación de las minas, los negociadores dijeron que el 3 de mayo reanudarán las conversaciones, también en la capital ecuatoriana, donde continuarán hablando sobre las cuestiones humanitarias y la participación de la sociedad civil en el proceso.

Indicaron que para el primer punto tendrán como guía el Derecho Internacional Humanitario, al que otorga validez el grupo guerrillero que, sin embargo, no reconoce la legislación ecuatoriana en esa materia, según explicó Beltrán.

El Gobierno, en un comunicado, recordó por su parte que el derecho humanitario prohíbe el secuestro y que “los ataques al oleoducto Caño Limón-Coveñas” y las minas que como “trampas humanas” instala la guerrilla para entorpecer su reparación ante los frecuentes ataques también son acciones “proscritas” por esa modalidad del derecho.

Restrepo agregó que la intención de las partes es trabajar “con ahínco para sacar a la población civil, inocente, no combatiente, de los rigores y los fragores de la guerra”, lo cual “marca un sendero de trabajo muy claro para la segunda ronda” de las conversaciones.

Ambas partes coincidieron en que los pasos en los que se trabaja en la mesa de dinámicas humanitarias pretenden lograr avances parciales orientados a la declaración de un alto el fuego bilateral y al cese de hostilidades.

El cese al fuego “es un punto de llegada, no es un punto de salida. El gobierno quiere que avancemos rápidamente hacia un cese del fuego con el Eln“, comentó Restrepo, quien preciso que ese alto el fuego tiene que ser algo “bien hecho” y ser “estable, duradero”.

Eso, para la guerrilla, significa que se trabajará en lograr un clima que permita “bajarle la intensidad al conflicto. No vamos a esperar al fin de las conversaciones para que haya una rebaja de la intensidad”, resumió Beltrán.

Y agregó que si se logra reducir la carga del conflicto habrá una mayor participación de la sociedad en el proceso de paz, algo en lo que siempre ha insistido el grupo insurgente.

Sin embargo, a la guerrilla le preocupan los asesinatos de líderes sociales, ambientales y humanitarios, que su representante cifró en 160 desde enero de 2016 y que calificó de “genocidio”.

Dijo que el Eln exige al Estado responsabilidad ante este problema y pidió que cese el encubrimiento del fenómeno y que las fuerzas militares ataquen a “los sectores de militares que tienen que ver con paramilitares”.

“Ese debate está en la mesa, se va a hacer un acuerdo sobre eso”, vaticinó.

El jefe negociador del Eln anunció también la presencia en las conversaciones de los delegados de las Far, Pastor Alape y Carlos Antonio Lozada, quienes llegaron a Ecuador para intercambiar sus experiencias con los representantes del Eln.

Con EFE

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