Se trata de unas sustancias que, en la mayoría, pertenecen a la familia de las benzodiacepinas y que actúan como depresores del sistema nervioso, indica El Tiempo.

Igual que con la escopolamina, las personas pueden ser víctimas de estos medicamentos al inhalarlos o ingerirlos por vía oral, tras ser disueltos en una bebida. Noticias Caracol señala que estas drogas suelen ser suministradas, sobre todo, en sitios de rumba.

El jefe de delitos contra la seguridad ciudadana de la Sijín Bogotá, el mayor Camilo León, dijo a ese informativo que el 90% de las víctimas son hombres abordados en bares y discotecas por hermosas mujeres.

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“Luego participan otros delincuentes que se encargan del transporte y de dominar a la víctima”, agregó León.

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De acuerdo con el informativo, estos medicamentos son de color blanco y no tienen sabor, de ahí que pasen desapercibidos al ser disueltos en licor. Dependiendo de la dosis, los efectos en una persona pueden empezar entre 5 y 30 minutos después, y es posible que duren hasta 6 horas.

El diario citado menciona varios de esos efectos: “somnolencia, mareos, disminución de la concentración, falta de coordinación, y a nivel cognitivo, confusión e incapacidad para discernir”.

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