Las críticas contra Carlos Alonso Lucio se desataron después de que la Comisión Primera de la Cámara hundiera el proyecto de referendo contra la adopción gay propuesto por la senadora liberal Viviane Morales, acompañada por Lucio (su esposo).

Lo que ha llamado la atención es la presencia de Lucio en la célula legislativa, en donde defendió con vehemencia la iniciativa que pretendía privar a las madres y padres solteros, a viudas y separados, así como a parejas del mismo sexo, de adoptar niños.

El salto de los púlpitos en los que predica a sus seguidores, en donde el texto regente es la biblia, a un escenario democrático y con una influencia de dimensión nacional, en donde el texto más importante es la Constitución, prendió las alarmas de los comunicadores, algunos de los cuales empezaron a sacarle a relucir su pasado a Lucio.

El primero de ellos fue Juan Pablo Calvás, de W Radio, que este jueves, en el plano personal, le recordó al promotor del referendo su propio pasado como padre. Lucio le colgó el teléfono. Sin embargo, los señalamientos ampliaron su radio este viernes y le critican a Lucio sus actuaciones más allá de su esfera íntima.

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Por ejemplo, para El Espectador, en el debate que hundió el referendo contra la adopción gay “también asomó su rostro la temible posverdad” con la intervención de Lucio, porque “cuando se sintió perdido dijo que no permitiría la ‘venezolización’ de Colombia”.

El editorial del diario bogotano considera que “ese es el mismo discurso que prefiere incendiar el país antes que reconocerse derrotado en las instituciones legítimas de la democracia. ¿A cuenta de qué el país debe recibir clases de ética de una persona con un pasado tan grotesco como el de Lucio?”.

Pero, ¿cuál es ese “pasado grotesco” del que habla El Espectador? Aunque ese medio no lo menciona, Diego Martínez Lloreda, en su columna de El País, de Cali, da unas puntadas, pues dice que él preferiría entregarle en adopción un niño a una señora viuda de 20 matrimonios, que dárselo a Lucio, a quien califica de “personaje nefasto”, porque “fue guerrillero y luego abogado de narcos y de paracos”, y a quien “no se le debía ni permitir el ingreso al Capitolio”.

Le tacha que ahora “venga a posar de adalid de la moral y de defensor de la familia”, y asegura que “de cuestiones Morales, Lucio lo único que conoce es a Viviane”.

Otro columnista que se refiere a Lucio y su pasado es Jorge Muñoz Cepeda, en su columna de El Heraldo, en la que sostiene que es un “antiguo militante de la insurgencia, senador, asesor de paramilitares, protegido del Eln, investigado por estafa, cohecho y enriquecimiento ilícito, condenado por falsa denuncia e inhabilitado de por vida para hacer política”.

Y explica de tres maneras lo que denomina “el nuevo protagonismo” de Lucio y su “fervoroso interés” en la adopción: “Su relación marital con Morales, una iluminación espiritual derivada de su tardía fe cristiana o el olfato de un viejo zorro que tiene en mente aprovechar su condición de líder espiritual para seguir haciendo política en las sombras”.

De las tres, sin embargo, para Muñoz Cepeda la tercera es la más peligrosa, porque se trata de “un pastor carismático, parlanchín, con conexiones políticas, casado con una senadora en ejercicio, con la posibilidad de influir en las decisiones civiles de miles de creyentes”, todo lo cual es “la cuota inicial de una debacle”.

De hecho, no descarta la posibilidad de que la presencia de Lucio en el Congreso sea “el comienzo de una larga carrera hacia el poder de una gigantesca organización empresarial que se vale de la fe de sus adeptos para conducirlos al lugar que sus líderes quieran”.

“Me imagino al pastor en la tarima de la predicación, instruyendo a su comunidad para que vote, para que se movilice, para que haga presión social sobre algún asunto del espíritu trasladado a la ley; me lo imagino vendiendo humo, como siempre, citando versos del Antiguo Testamento y procurando pasarse por la faja los mensajes de amor y tolerancia de Jesús; me imagino a la comunidad caminando como una recua mansa hacia donde Lucio les diga. Habrá que tener cuidado con esa mezcla explosiva entre religión y política que nos puede conducir hacia lugares oscuros”, concluye Muñoz Cepeda.

En un repaso de los espacios de opinión de los más importantes medios colombianos, este viernes, los anteriores son los únicos que se refieren a Lucio, los tres de manera negativa.

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