Con el título ‘Bogotá peor para todos’, Molano lo acusa de lo humano y lo divino: desde haber saboteado la construcción del metro, hasta haber lanzado gases a una manifestación de discapacitados, pasando por tener negocios en los buses de Transmilenio y de bienes raíces, en la reserva Van del Hammen.

Pero casi la mitad del texto la dedica a la acusación de promover el enfrentamiento entre ciclistas y conductores de carro, con el objeto –dice- “de ganarse un sector de población para mejorar su arruinada imagen pública”.

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“Transitar en carro a La Calera es una muy riesgosa aventura para los que andamos en moto, carro o camión. Si a los protegidos por el alcalde se les pita, se engavillan y sueltan un chorro de insultos o un gargajo, que por el esfuerzo que hacen pedaleando es casi una piedra. Casos se han visto en que los ciclistas ofendidos terminan dándole pata a quien les pide vía”, dice en El Espectador.

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