Aclarando que la Farc no solo tiene derecho a hacer política, sino que está en la obligación de hacerla, en el texto Ocampo le dice a ‘Timochenko’ que primero debe conseguir legitimidad, y esa se la dará, en parte, su paso por el tribunal de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

“Lo segundo es tomarse el tiempo para aprender a hacer política, o sea sumar voluntades, mientras se atempera el odio hacia ellos”, le dice Ocampo.

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Para él, el nombre de ‘Timochenko’ en la baraja presidencial va a exacerbar el discurso de la ultraderecha y enrarecer más el ambiente, y con posibilidades nulas de éxito.

“En Colombia –afirma la columna– hay una izquierda que vota con disciplina y que ha conseguido cifras importantes (Carlos Gaviria, por ejemplo) cuando ha podido atraer a los independientes. No es el caso del 2018, pues ya hay un candidato de izquierda que tiene copados los votos doctrinarios, y varios aspirantes independientes con fuerza. ¿Cuál sería el espacio de la Farc?”.

Termina Ocampo su análisis apelando a la paciencia que siempre demostró la guerrilla en su proyecto revolucionario desde el aislamiento en la selva, y les recuerda que Pepe Mujica, “ese buen guerrillero, tardó nueve años en conseguir una curul al Congreso, luego de que sus Tupamaros se acogieron a la amnistía del 85, y otros dieciséis años para llegar a la Presidencia”.

“Por ahora, hagan política. Hagan amigos. Aprendan. Sumen”, afirmó.