En una columna publicada este domingo en El Tiempo, Mockus dice creer que en la campaña de 2012 efectivamente hubo excesos en las estrategias, pero afirma haber perdonado por un motivo:

La razón de mi perdón –que se expresó en mi apoyo a la reelección– fue la paz. Y la paz se está haciendo”.

Además, dice que “el poder del perdón consiste en que lleva a la mutua comprensión” y afirma que, aunque 2 millones de afiches (los que se financiaron con dineros de Odebrecht a favor de Santos) no son una cifra pequeña, no cree que sin ellos él hubiera ganado las presidenciales de 2010.

Luego habla de la reconciliación: considera que “perdonar es todo un arte” y que la persona que es perdonada debe ser consciente de que eso representa su “última oportunidad”. También afirma que lo más importante en épocas de reconciliación es saber que lo que pasó no se puede repetir, y que “el fin no justifica los medios”.

Después, Mockus se pone a sí mismo en el ‘banquillo de acusados’, y acepta haberse equivocado en su juventud, cuando consideró que era posible incluir la violencia en las luchas políticas. Sin embargo, supone que el país lo perdonó y que todo lo que hizo en la Universidad Nacional, donde fue rector, y en Bogotá, cuando fue alcalde, compensa el mal que pudo haber hecho. A sus 36 años, recuerda, la Nacional lo invitó a “asumir un compromiso con la sociedad y la paz”.

Creo que convencí a más de una persona de abandonar la lucha armada, y a partir de 1995 hice repetidos llamados a denunciar los delitos. Una denuncia puede salvar muchas vidas. Hoy solo añadiría que hay que escoger con cuidado dónde y cuándo denunciar”, comenta.

Finalmente, el excandidato recuerda una anécdota de la campaña de 2010 con algo de arrepentimiento: propuso que en la publicidad del Partido Verde, su colectividad, además de mencionar sus propuestas por un lado del papel, se incluyeran también las de Santos.

Lástima que no lo hicimos. Hubiera sido, con lo que se ha conocido después, una bella lección”, concluye.

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