“Es ‘aporofobia’: desprecio y rechazo hacia el pobre y necesitado”, dice Ochoa, y agrega:

“Una expresión que hoy nos sirve para ponerle nombre a esa actitud social que coge fuerza entre los colombianos: la fobia a la llegada de venezolanos pobres y llevados”.

La periodista hace una comparación con los venezolanos pudientes que en el pasado venían al país.

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“Estos venezolanos que llegan hoy no son dueños de ningún emporio económico. No son Serafino Iacono y Ronald Pantin, los dueños de Pacific Rubiales, la petrolera venezolana que sedujo a la aristocracia colombiana con sus excéntricos lujos y eructos de plata. Una aristocracia que les abrió las puertas y las piernas a los nuevos ricos que, durante décadas, llegaban de Venezuela”, dice.

“Pero, como los que llegan hoy son pobres y vaciados, entonces a esos sí los rechazamos. Porque están jodidos, porque están huyendo del hambre, de la dictadura, de las matanzas, de la falta de salud, de la miseria y del desamparo. Porque no tienen nada material que darnos a cambio. Porque en este mundo del CVY (cómo voy yo) no pueden darnos ningún retorno. Por eso los rechazamos. Por eso, la tendencia a excluirlos y a descalificarlos por todos lados”, comenta.

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