El incidente sucedió el 2 de octubre de ese año, y su consecuencia fue que 6.000 toneladas de residuos del relleno quedaron expuestas y a la intemperie, dice la Corporación Autónoma Regional (CAR) del departamento.

Dicho deslizamiento, además, ha sido la causa de los malos olores y la proliferación de mosquitos, entre otros problemas encontrados recientemente y que han sido la principal molestia de la comunidad que está protestando.

Entonces, afirma la Corporación, ha habido demoras para ejecutar un plan de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) para volver a adecuar los lugares donde se deben ubicar los residuos.

Ese “incumplimiento […] ha conllevado a que el operador disponga los residuos de manera desordenada en áreas que no estaban debidamente acondicionadas para tal fin”, añade la CAR Cundinamarca.

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La Corporación, entonces, le pide al Distrito que cumpla de forma inmediata sus exigencias y anuncia que está contemplando poner sanciones en dinero.

“Encontramos que existe incumplimiento por parte del operador […] Sobrepasó el 80 % de las áreas descubiertas autorizadas en la operación de disposición de residuos en la zona de optimización Fase I”, explica Néstor Guillermo Franco González, director de la Corporación.

“Además, observamos un volumen considerable de lixiviados [líquidos de las basuras en la zona de optimización Fase II, que indica emanación de gases por descomposición de materia orgánica”, agrega Franco González.

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