La película narra el violento ascenso del inmigrante cubano Tony Montana, quien había llegado en el llamado éxodo de Mariel en 1980, para convertirse en un gran capo.

Pero las excentricidades no paraban ahí: tenía 27 relojes Rólex, Cartier y Patek Philippe, y caminaba en zapatos de mil dólares.

Y la gran ironía: era tan violento y despiadado que se le atribuyen al menos cien homicidios desde que se inició como sicario, pero el infinito amor por su mascota, Dany, de la que no se apartaba, fue lo que llevó a su captura.

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El Tiempo dice que Sierra Varela arrancó su carrera criminal como sicario de Wilber Valera, jefe del cartel del norte del Valle, pero en la actualidad era un narco de alto nivel con nexos con los carteles mexicanos.

El talón de Aquiles de Sierra Varela, como casi siempre, fue una mujer que le hacía visitas conyugales a su apartamento, “que se vestía de hombre con bigote y barbas y salía en otro automóvil o por los caminos peatonales”, dice El Tiempo.

La mujer fue seguida y se determinó que iba a un culto religioso, donde un investigador se hizo amigo de ella y le contó sobre la cercanía con la mascota y su nombre.

Cuando el narco la sacó a hacer pipí, la policía le cayó.

Tras su captura, “Sierra le pidió a los uniformados unos minutos para encargar el cuidado de Dany a una persona de su confianza”.

Policía Nacional - El Tiempo