A Marta Lucía, Bejarano la acusa de ser una veleta y oportunista, y para demostrarla hace un recorrido por su carrera política: “no es ninguna perita en dulce, empezando por su trajinar por todos los grupos políticos, pues primero se movió en el liberalismo (allá la conocimos muchos) y en varios de sus gobiernos, luego alternó con Pastrana, más tarde con Uribe, enseguida se enrumbó como conservadora; hoy es y no es todo eso. Es la candidata de los lugares comunes”, dice, agregando que por eso “un país manejada por ella sería una incertidumbre”.

A Iván Duque lo describe como un paracaidista en la vida pública que arrancó como santista, pero se volteó.

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“De llegar a ganar la Presidencia, Iván sería el mandatario pero Uribe el poder. Ese sería un régimen títere cuyo discurso bandera sería la erradicación del “castrochavismo” con el que hoy asustan a incautos”, dice.

Y a Alejandro Ordóñez lo describe como un corrupto que utilizó el cargo para perseguir a sus contradictores y cercenar las libertades públicas y los derechos fundamentales.

“En un país gobernado por Ordóñez, sólo quedaría la sublevación, el alzamiento y la guerra civil, antes de que las armas oficiales en manos de ese troglodita acaben con todo lo que no le guste”, dijo en El Espectador.

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