Los familiares de quienes fallecieron la mañana del 2 de mayo de 2002 en la iglesia de madera y latón, que fue destruida por la detonación de un ‘cilindro bomba’ de las que usaba la guerrilla para disuadir el fuego enemigo, honrarán a las víctimas con un silencio que no es de olvido, sino de prolongada recordación.

El artículo continúa abajo

Aún el dolor acompaña a los sobrevivientes.

“Según lo que he escuchado, la guerra empezó por una disputa de territorio, porque aquí estaban unos señores y no se querían ir de este pueblo. Hubo muchos muertos, dicen que fueron 79 muertos, pero yo creo que fueron más de 100. No solamente se perdió lo físico, sino lo intelectual, las tradiciones y la cultura. Cada vez que uno va a Bojayá le da un poquito de melancolía”, dijo una niña de 14 años al diario El Colombiano.

Este es solo uno de los muchos testimonios que desde hoy empiezan a dibujar el día más doloroso que ha dejado la guerra en las selvas húmedas del Chocó.

La población de Bellavista se prepara para empezar a sellar las heridas que dejaron las disputas entre el bloque 48 de las Farc y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Este miércoles y por un periodo de un mes, sin el acoso de la prensa, ni la intromisión de nadie extraño a la comunidad, se exhumarán los cuerpos que dejaron los enfrentamientos.

Medicina Legal, junto a un equipo de investigadores de la Fiscalía, con tecnología de reconocimiento de material genético, esperan devolver a los familiares de las víctimas los 79 restos mortales de las víctimas de la tragedia, aunque se cree, por las versiones de los pobladores, que en la fosa común hay unos 119 cuerpos, incluidos los restos de 30 niños que murieron ese día.

“El proceso comienza el 3 de mayo, Colombia y el mundo deben saber que esto va a ocurrir, sin embargo, queremos que en el terreno no haya presencia de los medios de comunicación por respeto de nuestras familias”, comentó Delis Palacios a Blu Radio.

LO ÚLTIMO